“Si los adultos estamos estresados y no sabemos ni cómo manejar el tiempo en casa ni todo lo que está pasando, imagínese cómo están los niños, que de un pronto a otro, con las clases recién entradas, los dejaron sin los compañeros, sin las maestras y sin el espacio para jugar”.
Así, Milena Grillo, directora ejecutiva de la Fundación Paniamor resume lo que viven los menores de edad en época de pandemia, especialmente los escolares.
“Con los niños más pequeños es diferente, ellos más bien están felices de tener a mamá y a papá todo el tiempo en casa. El problema somos los adultos, que no respiramos hondo, que no entendemos sus procesos, que no nos ponemos en su lugar, que perdemos la paciencia”, expresó la especialista en niñez y adolescencia.
A sus casi ocho años, Melanie Alpízar dice que se aburre en casa.
“Quiero ir a la escuela, quiero ver a la teacher, salir al recreo y jugar con mis amigas, tengo mucho de no verlas”, dijo esta vecina de Mata de Plátano, Goicoechea, quien vive con sus padres y un hermano de dos años.
Para el psicólogo Mariano Rosabal, involucrar a los menores de edad en la toma de decisiones y que, de verdad, tengan voz y voto es importante. Sí, siempre deben establecerse los límites y horarios, pero el tiempo de ocio debe procurarse con la participación de todos.
“Esta situación de confinamiento limita las relaciones que estamos acostumbrados a tener. El impacto se hace diferenciado según la etapa del ciclo vital. En niños y adolescentes dejan de ser las mismas interacciones, en los padres y adultos como esa figura formativa y de cuido, y en sus pares, como esa figura de complicidad, de descubrir juntos, de aprender a compartir, y debemos ver las formas de encontrar eso en el hogar”, explicó.
Agregó: “el aislamiento, el confinamiento, es una de las situaciones que más inciden en salud mental de los niños, niñas y adolescentes”.
Para el investigador del Instituto de Investigaciones psicológicas de la Universidad de Costa Rica (UCR), una de las cosas que ha surgido durante este tiempo es que los espacios de aprendizaje, al trasladarse a la casa, también hace que se viva la verdadera “educación para el hogar”.
“Socializar durante el trabajo doméstico los hace más autosuficientes: que participen en la preparación de alimentos, la limpieza del hogar”, recomendó Rosabal a los papás.
DISEÑO / LA NACIÓN.
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Importancia en la familia
Grillo concuerda en que es necesario que los menores tengan esa voz y voto en sus actividades diarias. Ella indica que una vez, en una charla, escuchó tres necesidades de los menores que son vitales para poner atención en esta época.
Claridad de que son capaces. Yo puedo hacer esto, yo puedo sentirme mejor, yo puedo pedir ayuda.
“Soy necesario”. Que sepan que esa familia no sería lo mismo sin que ellos estuvieran.
“Yo puedo afectar lo que pasa”. Que sepan que sus gustos, opiniones y decisiones son tomadas en cuenta, que tienen voz y voto en la familia, de la misma forma en la que tienen responsabilidades.
“En todo esto es importante el buen humor, que ellos no sientan que son una carga para los adultos del hogar”, apuntó la especialista.
Sin embargo, también rescató la importancia de que cada menor cuente con su espacio propio para hacer sus cosas individuales.
Rosabal indicó que no todas las recetas sirven para todas las familias, porque no todas son iguales.
“Hay modelos y diferentes tipos de familias, no todas tienen las mismas características, no todas cuentan con las mismas facilidades ni posibilidades”, recalcó.
No obstante, los especialistas coinciden que en tiempos de pandemia es cuando más necesario se hace que cada familia proporcione un rol importante a cada uno de sus miembros y sepan que todos pertenecen al mismo equipo y nadie compite contra nadie, porque todos buscan llegar juntos a una misma meta.
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