Santiago, Chile. En lo que va de este siglo, el número de personas que padecen enfermedad inflamatoria intestinal (EII) a nivel mundial se ha disparado y hoy es tres veces mayor que las estimaciones conocidas.
Así lo advirtieron especialistas reunidos en un congreso en Barcelona, quienes alertan por un mayor control y tratamiento.
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son las formas más comunes de EII y se caracterizan por una inflamación crónica del intestino que puede llegar a ser severamente debilitante.
Aunque el síndrome del intestino o colon irritable no es una forma de EII, sí comparte algunos síntomas.
Dolor abdominal, pérdida de peso, náuseas, diarrea y fatiga acompañan a estos pacientes. Además, en quienes sufren EII, se ha visto mayor riesgo de depresión y de desarrollar cáncer colorrectal.
“Los pacientes que padecen enfermedad de Crohn tienen un riesgo 23% mayor de desarrollar cáncer colorrectal en comparación con una persona sana, mientras que en quienes tienen colitis ulcerosa el riesgo aumenta en 43%”, precisó el doctor Dominic King, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), uno de los autores de un estudio presentado en el congreso de la Unión Europea de Gastroenterología.
A través de la revisión de datos globales, los investigadores encontraron que la prevalencia de colitis ulcerosa ha aumentado en 55% desde el año 2000, mientras que la de Crohn se ha disparado en 83%.
Los nuevos datos muestras que la prevalencia de estas patologías es tres veces mayor que la estimada hasta ahora. Y predicen que aumentará en casi 25% para 2025.
Irá en aumento
Uno de los mayores problemas es que no está claro qué causa la EII (se sospecha de un factor hereditario).
“Nuestro estudio sugiere que la prevalencia de EII aumente sustancialmente en la próxima década. Como en la actualidad no existe una cura conocida, los pacientes a menudo necesitarán tratamientos complejos y costosos a lo largo de sus vidas. Este aumento de casos puede ejercer una presión aún mayor sobre los sistemas de salud”, alertó el doctor King.
En el congreso, investigadores de la Universidad de Groningen (Holanda) mostraron estudios que indican que una dieta mediterránea rica en pescado, nueces, frutas y verduras puede ayudar a proteger el cuerpo contra la EII.
Estos alimentos parecen aumentar los niveles de bacterias intestinales “buenas”, que ayudan a proporcionar energía a las células que recubren los intestinos y frenar su inflamación.
“Es probable que la dieta se convierta en una línea de tratamiento importante para estas enfermedades, al modular el microbioma intestinal”, dijeron los autores.