
La planta de romero sobresale como uno de los condimentos más utilizados en la gastronomía y la medicina tradicional. Su presencia es común en jardines, huertos y macetas. También forma parte de productos de la industria cosmética y farmacéutica. Su mayor reconocimiento surge por sus múltiples aplicaciones medicinales, documentadas desde la Antigüedad.
El romero, cuyo nombre científico es Rosmarinus officinalis L., pertenece a la familia Lamiaceae. En este grupo también se encuentran la menta, el tomillo y la salvia. Se trata de una planta aromática perenne. Presenta un crecimiento arbustivo. Se adapta a distintos tipos de suelo. Registros académicos indican que su origen se ubica en la región Mediterránea y el Cáucaso.
En la historia, el romero ocupó un lugar relevante. Los romanos lo ofrecían a sus dioses. También lo empleaban por sus efectos calmantes. En la tradición griega existía la creencia de que su consumo antes de exámenes favorecía la memoria. Estas prácticas impulsaron su cultivo a escala mundial.
Beneficios del romero
El romero contiene una alta concentración de compuestos bioactivos. Según Raúl Murray, médico especialista, en su perfil nutricional se identifican polifenoles como los ácidos rosmarínico, carnósico y ursólico. Estas sustancias ejercen funciones antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras.
Además, la planta posee aceites esenciales como 1,8-cineol, α-pineno, alcanfor y borneol. Estos componentes se asocian con efectos respiratorios, antimicrobianos y cognitivos. Su composición explica su uso extendido en gastronomía, fitoterapia, aromaterapia y preparados tópicos para dolor muscular y circulación.
Textos de la medicina antigua ya mencionaban sus propiedades. En los tratados hipocráticos se registró su uso en ungüentos elaborados con flores y ramas. Estos preparados se aplicaban para curar llagas y aliviar dolores.
Investigaciones científicas posteriores reforzaron su valor medicinal. Un estudio sobre los efectos terapéuticos del romero en el sistema nervioso indicó beneficios en la memoria y la función neuronal. También se documentó su uso tradicional para tratar insomnio, trastornos emocionales y depresión.
En el ámbito cardiovascular, los datos disponibles son limitados pero relevantes. Ensayos clínicos pequeños reportaron mejoras en niveles de lípidos y glucemia tras la suplementación con romero. Un estudio describió una reducción de la presión arterial en personas con hipertensión luego del consumo diario de una infusión durante 45 días.
La Cooperativa Científica Europea de Fitoterapia señaló su utilidad en trastornos reumáticos, articulares y de la circulación periférica. También se reconoce su efecto para aliviar malestares gastrointestinales leves.
¿Cómo consumir romero?
El romero puede consumirse de diversas formas. Se utiliza en infusión o tisana. Se emplea como condimento en platos con hojas frescas o secas. También se presenta como aceite esencial para uso externo o aromático. Existen suplementos en cápsulas y extractos.
Las hojas frescas se adquieren con facilidad en verdulerías. El romero seco se encuentra en establecimientos naturistas. En cuanto a las cantidades, se recomienda no superar los cuatro gramos diarios de romero seco como condimento. Las hojas frescas pueden consumirse entre 3 y 12 gramos al día.
La infusión no debe exceder dos tazas diarias. El aceite esencial no es apto para consumo alimentario. Su uso se limita a aplicaciones externas o en difusores.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
