Liberia, Guanacaste. A Carlos Guevara Velásquez le diagnosticaron cáncer en el recto en febrero del año pasado.
Luego de pasar un proceso de cirugía y sesiones de radioterapia, este viernes recibiría su tercera sesión de quimioterapia en el Hospital México. La tenía a las 10 a. m.
Para llegar, este vecino de Santa Cecilia de La Cruz, Guanacaste, debía levantarse a medianoche para bañarse, pues a la 1 a. m. una ambulancia pasaba por él para llevarlo, junto con su esposa, al Hospital México.
Su llegada estaba prevista para las 7 a. m., tres horas antes de la sesión, pues viajaba con otras personas que tenían cita a esa hora.
A las 10 a. m. recibiría el tratamiento y esperaría a otros pacientes para el regreso a Guanacaste.
Así lo hizo varias veces para radioterapia y dos veces para quimioterapia. Usualmente llegaba a su hogar entre 8 p. m. y 9 p. m. A veces se quedaba donde una cuñada en Alajuela, pero no siempre podía.
“Yo ni dormía, ¿qué va a estar durmiendo uno si tiene que levantarse a medianoche para bañarse y medio comer algo”, narró a La Nación.
Sin embargo, la semana pasada recibió una llamada que, según dice, le cambió la vida.
“Me llamaron por teléfono para preguntarme si prefería recibirla aquí en Liberia. No se imagina lo agradecido que estoy”, recalcó.
Él es uno de los primeros beneficiados de un servicio que comenzó el 15 de enero en el Hospital Enrique Baltodano, en el cantón central guanacasteco. Es el primero en un hospital fuera del Valle Central.
La llegada de un oncólogo médico permite que cuatro pacientes reciban este servicio cada viernes. Cada uno de ellos requiere este tratamiento cada tres semanas, con lo que puede dársele atención a 12 personas, lo que representa un cambio en su calidad de vida.
Don Carlos sintió la diferencia al llegar a las 7 a. m. a Liberia.
“A veces uno venía demasiado mal en la ambulancia. La quimioterapia tiene sus efectos”, señaló este agricultor de 60 años.
El celebra que ahora tiene un lugar donde recibirá su tratamiento a “solo a 84 kilómetros” de su hogar.
La diferencia también la vive María Fernández Quintanilla, su esposa desde hace casi 30 años, quien lo acompaña a cada cita y lo cuida.
“Es una enfermedad que impacta en toda la familia. Nos hizo organizarnos, las hijas nos tenían cocinada la cena cuando llegábamos en la noche, pero ahora poder venir aquí es una maravilla, hasta podemos volver a la casa y almorzar”, recalcó Fernández.
Diferencia para pacientes de cáncer digestivo
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Manuel Arce, oncólogo clínico del Hospital de Liberia, explicó que este servicio solo se brinda en pacientes que requieren un tipo de quimioterapia específica llamada oxalipatino, la cual se brinda especialmente a personas con tumores en estómago, colon y recto.
“Poder colocar este medicamento aquí ya representa una diferencia completa para estos pacientes. El solo hecho de tener que viajar hasta San José y conseguir quien los acompañara ya era motivo de rechazo, muchas personas no lo querían así”, relató el médico, primero en dar este servicio más allá del centro del país.
“Solo tenemos este tratamiento, pero es el primer paso”, añadió.
Se escogió este fármaco porque el centro médico no tiene la capacidad para preparar quimioterapia. Entonces, debía escogerse uno con la estabilidad suficiente como para preservar su cadena de frío en un viaje desde el Hospital México, donde lo elaboran.
Para decidirlo, se habló con los profesionales en Oncología y Farmacia del México para saber cuál medicamento podía enviarse con todos los estándares de calidad y de cadena de frío para el hospital liberiano.
“Se acordó una estrategia de traer una quimioterapia ya preparada y a la vez se le asignó un área de atención para que el oncólogo médico pudiera aplicar los medicamentos y así facilitar el proceso”, destacó Marvin Palma, director del centro médico liberiano.
“Vamos a ir despacio, porque esto requiere de una logística muy rigurosa para la preservación del medicamento”, añadió.
Las razones por las que los tratamientos de quimioterapia deben transportarse desde San José es porque se necesita una farmacia oncológica, que llene características muy específicas para preparar el fármaco y para ello se requieren equipos especializados.
“Es una farmacia especializada que tiene que tener un sistema de presiones totalmente diferenciado al medio exterior, con cámaras de flujo laminar, exclusivos para darles la preparación con técnicas muy específicas a razón de la dosificación y preparación del medicamento. Y debe ser 100% estéril”, explicó el jerarca.
Esta posibilidad de tratamiento ha tenido buena acogida.
“El 80% de los cupos ya está lleno”, subrayó Arce.
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Transformación
Este fue el tercer viernes que este servicio le abrió las puertas a cuatro pacientes. Para todos era la primera vez, pero todos celebraron el no tener que hacer un viaje tan lejano.
Dayana Sánchez Vargas, enfermera especialista en Oncología del hospital liberiano, indicó que el servicio fue un trabajo de meses para varias personas.
De los pacientes que tienen en agenda, algunos, como don Carlos, ya habían comenzado en el Hospital México, otros, empezarán de cero más cerca de casa.
“Este salón era un cuarto de médicos, donde ellos venían a comer algo, bañarse, descansar un poquito mientras estaban de guardia, y se acondicionó y remodeló para que cumpliera con todo lo necesario para que los pacientes pudieran recibir todo de una forma cómoda”, manifestó Sánchez.
“Aquí vienen pacientes de todas partes de la región Chorotega, no solo de Liberia, también de Nicoya, Upala. Ya tenemos gente que, según su tratamiento, estaría con este servicio hasta julio”, añadió.
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A futuro
El hospital está preparando en este momento su farmacia oncológica, para la cual también se necesita un especialista en esa rama.
Esta profesional ya está en el hospital de Liberia, luego de años de servicio en el México, y tiene el conocimiento técnico para comenzar a trabajar.
Ahora, se debe ampliar el área de farmacia, que estaría lista en agosto o setiembre, de acuerdo con el director.
Para Arce, esto sería el paso para preparar la quimioterapia allí mismo y beneficiar a más pacientes.
“Aquí el tipo de cáncer que más se ve es, por mucho, el cáncer de mama, pero estas pacientes sí deben recibir un tratamiento que de momento no podemos preparar aquí y deben ir al Hospital México. Nuestra meta es cada vez poder ampliar este servicio para que menos personas deban viajar”, dijo el oncólogo.
Arce y Sánchez coinciden en que este servicio también puede servir de ejemplo para que más hospitales fuera del Valle Central comiencen a abrirse paso en este campo y, poco a poco, menos personas deban hacer recorridos tan largos desde sus hogares por un tratamiento médico.
“Ojalá más gente pudiera tener esto, el cambio para uno es muy grande”, coincide don Carlos.