
Una irritación en la piel de un niño pequeño puede ser una señal que advierta sobre el riesgo de que el menor desarrolle un cuadro de asma en los siguientes meses o años.
Así lo revelaron ayer al público los expertos de la Escuela de Medicina de Saint Louis de la Universidad de Washington.
Según lo publicaron en la revista PLoS Biology , estas lesiones en la piel son conocidas como eczemas y se caracterizan por un enrojecimiento importante de la zona afectada, seguido de una fuerte picazón.
Por su parte, el asma es una enfermedad pulmonar obstructora caracterizada por tos, dificultad para respirar y un sonido del pecho como un silbido.
Los especialistas hicieron el estudio en EE. UU., y parte de él lo realizaron con ratones de laboratorio.
Así, determinaron que existe una relación entre los ezcemas y el desarrollo del asma en los seres vivos. Agregaron, además, que este vínculo puede explicarse desde las reacciones químicas.
El estudio reveló que una sustancia llamada TSLP ( Thymic stromal lymphopoietin ), que es secretada por la piel cuando está dañada, tiene también la capacidad de producir una fuerte reacción del sistema inmunológico.
De esta manera, la TSLP se filtra en el flujo sanguíneo y así se esparce rápidamente por todo el cuerpo. Una vez distribuida por el organismo, esta hace que los pulmones sean más susceptibles a los agentes que producen las alergias y, así, dispara los síntomas del asma.
“Esto no es algo nuevo, se sospecha desde hace mucho esta relación”, dijo a La Nación el dermatólogo Harry Hidalgo.
“Lo que sucede es que cada organismo reacciona diferente a las cosas que le suceden. Algunos manifiestan esas reacciones mediante el asma, rinitis alérgica o la dermatitis atópica. En dermatología a esto se le conoce como una persona que es atópica”, añadió.
En una persona atópica estas reacciones pueden manifestarse en diferentes grados: desde un resfriado hasta requerir oxígeno porque siente que se ahoga.
Sin embargo, lo nuevo que identificaron los especialistas estadounidenses es que la TSLP es ese vínculo que antes solo se suponía. Ellos proponen, además, que este descubrimiento sirva para que los doctores inicien un tratamiento temprano en los niños con doble propósito: inhibir el salpullido de la piel y bloquear la sustancia y el desarrollo de un cuadro asmático en los jóvenes.