Dos medicamentos recientemente aprobados para tratar el alzhéimer, Leqembi y Kisunla, provocan un intenso debate en la comunidad médica. Mientras algunos los consideran un avance importante, otros los ven como una nueva decepción después de décadas de investigaciones sin resultados concluyentes.
John Hardy, un biólogo cuya investigación es clave en el estudio del alzhéimer desde la década de 1990, asegura que estos medicamentos representan “un punto de inflexión”. Sin embargo, Rob Howard, un especialista del University College de Londres, advierte que podrían estar generando “falsas esperanzas no realistas” entre los pacientes y sus familias.
¿Qué son los tratamientos Leqembi y Kisunla?
Leqembi, basado en la molécula lecanemab, fue desarrollado por los laboratorios Biogen y Eisai, mientras que Kisunla utiliza el anticuerpo donanemab y es una creación de Eli Lilly. Ambos tratamientos tienen como objetivo combatir el alzhéimer, la forma más común de demencia, que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Estos medicamentos fueron recibidos de manera dispar según el país. En Estados Unidos, ambos están aprobados, pero la Unión Europea rechazó el lecanemab, lo que sugiere que el donanemab podría enfrentar el mismo destino. Por su parte, el Reino Unido aprobó el uso del lecanemab, aunque negó su reembolso por parte del sistema público de salud.
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A pesar de ser los tratamientos más efectivos hasta la fecha, su impacto es moderado. Los ensayos clínicos indican que ambos pueden reducir el declive cognitivo en un 30% en las primeras etapas de la enfermedad, una cifra que, si bien parece alta, fueron cuestionada por algunos expertos debido a que los estudios solo cubrieron un periodo de 18 meses.
Rob Howard señala que “los beneficios son tan reducidos que son casi invisibles”. A esto se suma el riesgo de efectos secundarios, como edemas cerebrales, que en algunos casos pueden ser mortales.
Costos elevados de los medicamentos
El costo de los tratamientos también es una barrera significativa. Un estudio publicado en 2023 por la revista Lancet estimó que tratar a todos los pacientes potenciales en la Unión Europea con lecanemab representaría un gasto de 133.000 millones de euros, lo que equivale a casi $150.000 millones. Este elevado costo hace que muchos gobiernos consideren insostenible su inclusión en los sistemas públicos de salud.
A pesar de las críticas, varios neurólogos defienden estos medicamentos, argumentando que podrían ofrecer a los pacientes meses adicionales de autonomía si se administran en las primeras etapas de la enfermedad. John Hardy también cuestiona las decisiones de la Unión Europea y el Reino Unido, sugiriendo que podrían aumentar las desigualdades en salud, ya que “los pacientes más ricos irán a Estados Unidos” en busca del tratamiento.
El debate en torno a Leqembi y Kisunla también está ligado a la teoría de la “cascada amiloide”, propuesta por Hardy en 1992, que señala a las placas de proteínas amiloides en el cerebro como la causa principal de la demencia. Sin embargo, críticos de esta teoría, como Christian Guy-Coichard, de la organización Formindep, cuestionan la cercanía entre investigadores, asociaciones y laboratorios, recordando que otros tratamientos que seguían la misma línea no han tenido éxito en el pasado.
La presión de las familias de los pacientes también es un factor clave en este debate. Benoît Durand, director delegado de la asociación France Alzheimer, cuenta que muchas familias no comprenden la negativa de la Unión Europea y preguntan si “han reaccionado”. Al mismo tiempo, actores dentro de la industria farmacéutica admiten que el pasado no invita a la confianza, citando el caso del Aduhelm, otro tratamiento de Biogen que fue retirado después de ser aprobado en medio de controversias.
Aunque algunos médicos defienden el interés de estos nuevos medicamentos, muchos especialistas coinciden en la necesidad de explorar otras vías de investigación más allá de la cascada amiloide, ya que consideran que es poco probable que los tratamientos basados en esta teoría puedan generar mejores resultados que los ya observados con Leqembi y Kisunla.
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