
Los rastros de condensación que dejan los aviones en el cielo pueden generar un impacto climático igual o incluso mayor que el dióxido de carbono emitido por la aviación. Así lo señaló un nuevo estudio científico que analizó miles de vuelos comerciales y su efecto en el calentamiento global.
Una investigación publicada en la revista Nature Communications explicó que la aviación representa una fuente relevante de emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, el análisis advirtió que las llamadas líneas blancas visibles tras el paso de una aeronave también influyen de forma significativa en el clima.
Estos rastros se forman cuando el vapor de agua caliente y los gases expulsados por los motores se mezclan con el aire frío y húmedo a grandes altitudes. El vapor se congela y crea pequeños cristales de hielo que permanecen en la atmósfera. Estas formaciones actúan como nubes artificiales que retienen el calor y contribuyen al aumento de la temperatura global.
El estudio estuvo a cargo de especialistas del Imperial College de Londres, la Universidad de Tecnología de Chalmers y la Universidad de Gotemburgo, ambas en Suecia. Los investigadores señalaron que los rastros de condensación pueden expandirse y cubrir grandes áreas del cielo, lo que intensifica su efecto térmico.
Los datos indicaron que optimizar las rutas de vuelo mediante pequeños ajustes en los trayectos podría reducir el impacto climático. Aunque estos cambios generen un leve aumento en las emisiones de dióxido de carbono, el balance climático resulta positivo al evitar zonas donde los rastros se forman con mayor intensidad.
Desde el punto de vista económico, la investigación concluyó que los rastros de condensación representan cerca del 15% del impacto climático global de la aviación cuando se mide en costos sociales.
Para obtener los resultados, el equipo científico analizó cerca de 500.000 vuelos que cruzaron el Atlántico Norte. Este volumen de información permitió calcular el impacto y el costo social de cada tipo de emisión asociada a la aviación, incluidos el dióxido de carbono y los rastros de condensación.
Los hallazgos también mostraron que 38% de los vuelos contribuyen al calentamiento global mediante estos rastros. En contraste, 14% de los vuelos generan un efecto contrario, conocido como forzamiento energético negativo, que provoca un leve enfriamiento del planeta.
Los investigadores indicaron que este nuevo conocimiento sirve como base para el diseño de políticas públicas y regulaciones enfocadas en reducir el impacto climático del transporte aéreo.
La Comisión Europea trabaja en propuestas para orientar a la aviación hacia un menor impacto ambiental, proceso que podría apoyarse en estos resultados científicos.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
