Comerse un camarón es muy fácil, pero pescarlo no lo es tanto, mucho menos si hay que hacerlo en alta mar –a una distancia de la costa de 50 kilómetros– y a 1.500 metros bajo el nivel del agua.
Por ello, un equipo de camaroneros y científicos se han unido en Puntarenas para investigar a cuál profundidad se ubican ciertas especies y cuáles son sus ciclos reproductivos.
Su objetivo es mejorar los métodos que se usan para capturarlos de manera ‘sostenible’ (no depredadora).
El proyecto lo lidera el científico alemán Ingo Wehrtmann, de la Universidad de Costa Rica (UCR). El equipo investigó las especies de camarones que resultan económicamente rentables.
Así, durante tres años, los científicos siguieron la pista al camarón camello o camellito ( Heterocarpus vicarius ), y al camarón fidel ( Solenocera agassizii ).
Tras más de 36 meses de muestreos (2004-2006) –al menos uno al mes–, los datos evidenciaron que, para capturar al camarón camello y al camarón fidel en el país, el equipo pesquero debe descender entre 200 y 400 metros.
Por su parte, la pesca del camarón camellón (el más grande de todos) debe hacerse entre 700 y 1.400 metros de profundidad.
Los científicos también identificaron que el camarón camello se reproduce durante todo el año, con picos entre abril y junio.
Por tanto, estos meses podrían considerarse para una veda de la especie y para proteger así el período máximo de la reproducción del camarón camello.
Además, el estudio propone mejorar los dispositivo-jaula llamados ‘nasas’, para que se usen en lugar de las tradicionales redes de arrastre (redes en forma de bolsa y de grandes dimensiones).
“El objetivo final de este tipo de estudio es lograr una pesca rentable sin atentar contra la abundancia de las especies de camarones”, dijo Wehrtmann .
Este proyecto fue financiado por el Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania y la empresa alemana Ristic AG. La UCR lo apoya.
El método. Los científicos empezaron, a finales del año 2003, a investigar el ciclo de vida de estos camarones (incluidas la reproducción y la distribución a lo largo de la costa) y la variedad de especies que se obtenían de las capturas con nasas y con redes de arrastre.
Durante el período 2004-2006, se tomaron muestras mensuales a lo largo de la costa del Pacífico de Costa Rica utilizando los barcos de la empresa Rainbow Jewels.
Los muestreos se enfocaron en el área comprendida entre Cabo Blanco y Playa Herradura.
Además, se trabajó al norte de Cabo Blanco, frente del golfo Dulce y alrededor de la isla Caño.
Adicionalmente, se hizo un inventario de las otras especies que se capturaban juntamente con los camarones.
A las especies ‘coladas’ se las llama ‘fauna acompañante’. A partir de este monitoreo se empezó a pensar en los usos ambientalmente deseables y económicamente rentables para la fauna acompañante.
Una de las opciones planteadas es el aprovechamiento de langostinos, especies que pueden ser muy abundantes en la pesca de camarones de profundidad, pero que se desechan porque no tienen un mercado en Costa Rica.
“Hay una empresa en El Salvador que vive de lo que en Costa Rica simplemente se bota. Aquí urgen alianzas entre pescadores y universidades. No tenemos información de las especies de langostinos instaladas en Costa Rica”, recalcó Ingo Wehrtmann.
Para mejorar la pesca de profundidad y su uso razonable, Ingo Wehrtmann sugiere fortalecer la colaboración con los sectores pesqueros en la investigación.
Así se proveerían bases sólidas para políticas de manejo que obliguen a los barcos a aportar muestras comerciales, muestras científicas y bitácoras de trabajo.
Por tanto, se considera la posibilidad de establecer una unidad de investigación pesquera donde colaboren los sectores pesquero, estatal y científico.
Su finalidad sería desarrollar, por primera vez en Costa Rica, un manejo integrado y responsable de los recursos de aguas profundas.