
Granada, uno de los países más vulnerables por la crisis ambiental, encara un desafío particular en su transición hacia energías renovables, señaló su ministro de Resiliencia ante el Cambio Climático, Simon Stiell.
La isla caribeña de 348,5 km², casi la misma superficie del cantón de Acosta, está en un arbitraje internacional contra la única empresa que produce y distribuye electricidad en el país.
En el 2016, los altos precios para los consumidores llevaron al gobierno granadino a abrir el monopolio creado en 1994, decisión que llevó a WRB Enterprises a reclamar frente al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial, ubicado en Washington D.C., Estados Unidos.
Según Stiell, si el organismo falla a favor de Granada, el gobierno podría obtener un mayor control sobre el sector y así cumplir sus ambiciosa meta de lograr un 100% de producción eléctrica renovable.
La compañía estadounidense WRB ha trasladado parte de su producción generada con combustibles fósiles hacia energía limpia. Sin embargo, para Stiell estos esfuerzos no son suficientes.
El jerarca, uno de los invitados a la PreCOP25, conversó con La Nación sobre este y otros retos que enfrenta la isla del sureste caribeño, situada a 2.400 kilómetros de Costa Rica.
Esta reunión internacional, que tiene lugar en nuestro país esta semana, es la antesala de la Conferencia de las Partes (COP25), de la Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático, a efectuarse en Chile en diciembre próximo.
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--Además del aumento en los niveles del mar, ¿qué otros desafíos encaran las islas por el cambio climático?
Somos una nación en vías de desarrollo, ya tenemos que lidiar con los temas del día a día, como mejorar nuestro sistema educativo, de salud, proveer los servicios necesarios a nuestro pueblo, infraestructura pública. Nuestra economía es muy frágil y dependiente del exterior. Agréguele los desafíos extremos del cambio climático, el cual es un tema que alcanza todos los sectores: impacta el sector turismo, ya sea por la pérdida de las costas, la degradación de la biodiversidad, nuestros arrecifes de coral, nuestros manglares.
"En servicios de salud, estamos viendo un incremento en enfermedades infecciosas, dengue, chikungunya, zika, fiebre amarilla, etcétera. En el sector de agricultura, hay periodos extensos de sequía o inundaciones. La lista sigue, el cambio climático nos hace una de las regiones más vulnerables del mundo, quizás la más vulnerable.
“El cambio climático no discrimina contra los ricos o los pobres, pero naciones más desarrolladas al menos tienen los recursos para la intervención financiera que requieren para protegerse a ellos mismos, nosotros no”.
--¿Cree que la ayuda que Granada ha recibido de países desarrollados ha sido suficiente?
Granada se ha beneficiado significativamente, en especial del Fondo Verde para el Clima, hay iniciativas en el sector de agua, de energía, tenemos un proyecto de ciudades en nuestra capital, y recibimos recursos para eso. Eso lo apreciamos mucho.
"Sin embargo, cuando sumas el valor de la ayuda que estamos recibiendo, versus los valores combinados de nuestro planes nacionales de adaptación, la ayuda que recibimos apenas rasca la superficie. Son cientos de millones de dólares que se necesitan para construir la resiliencia básica que necesitamos para atender nuestras vulnerabilidades.
“Aunque la ayuda está ahí, esta necesita acelerarse significativamente y eso también es para otras islas pequeñas en vías de desarrollo”.
--¿Qué cambios ha hecho Granada recientemente en cuanto a producción eléctrica y emisión de combustibles fósiles?
Granada reconoce la necesidad urgente de transicionar de combustibles fósiles a energías renovables. Tenemos planes ambiciosos, sin embargo, Granada tiene una situación única con su proveedor, que es una compañía privada de Estados Unidos que tiene el monopolio desde 1994 hasta 2073, lo cual no solo ha resultado en un alto costo de la energía, sino que también ha dificultado esa transición hacia energías renovables.
"Ese acuerdo le da al proveedor el monopolio en la producción y distribución de cualquier fuente de energía, entonces Granada tiene una tasa de penetración de menos de 2% de energías renovables, pero tiene el potencial de llegar a un 100%.
“Nuestra administración tomó el paso atrevido de cambiar la ley para finalizar el monopolio, pero aún existe este arreglo que está actualmente en la corte de arbitraje internacional en Washington. Estamos listos como gobierno para acelerar esa transición hacia energías renovables, sin embargo, está este particular dominio comercial que estamos tratando de romper”.
--¿Esta compañía no está dispuesta a hacer la transición hacia energías renovables?
No al ritmo que se necesita. Si tienes un monopolio de 79 años y tus activos son combustibles fósiles, tu incentivo para la transición es muy bajo. Ellos plantearon un proyecto piloto pero no es suficiente.
--¿Está consciente la población de Granada de la situación del cambio climático?
Siempre hay espacio para más consciencia. Granada enfrentó un huracán devastador en el 2004, después de no sufrir un huracán por 50 años. Tuvimos dos huracanes grandes en un periodo de diez meses, que destruyeron o dañaron un 95% de la infraestructura, lo equivalente a un 200% de nuestro PIB. Eso quedó grabado en nuestra psiquis.
"Lo que nuestros hermanos y hermanas en Bahamas enfrentaron recientemente, nosotros pasamos por eso dos veces. Hay una sensibilidad allí. El desafío que tenemos es generar consciencia sobre algunos de los eventos de evolución lenta, que no puedes ver o sentir tan obviamente como un huracán u otros eventos extremos. Ya sea el blanqueo de los corales, la acidificación de nuestros océanos, muchas comunidades costeras lo empezaron a sentir.
“Tenemos comunidades costeras que han perdido casas por el aumento del nivel del mar. Son procesos lentos que son tan devastadores como un huracán”.
--¿Existe cooperación entre países caribeños sobre problemas de cambio climático?
Sí, los desafíos que enfrentamos son casi idénticos, las soluciones necesarias también. Creo que podría haber más cooperación, no solo en el Caribe, sino en todos los pequeños estados insulares en desarrollo. Existe una oportunidad de ser un ejemplo global de tomar acciones una vez tengamos la ayuda internacional para hacerlo, para demostrar ambición hacia atacar el cambio climático.
