El Premio Nobel de Química 2009 fue otorgado ayer a tres investigadores que lograron desentrañar cómo en el interior de cada célula se producen las proteínas, las moléculas que gobiernan toda la química que ocurre dentro de un organismo.
Su hallazgo, además de mejorar la comprensión de la biología de los seres vivos, impulsó la creación de antibióticos más efectivos contra aquellos organismos resistentes a ellos.
El indio Venkatraman Ramakrishnan –de 57 años–, el estadounidense Thomas Steitz –de 69 años– y la israelí Ada Yonath –de 70 años– ahondaron en la estructura y función del ribosoma, que es conocido como la fábrica de las proteínas.
Los tres científicos estudiaron –átomo por átomo– esa morfología y, “gracias a su estudio, hoy sabemos que los ribosomas son los responsables de sintetizar proteínas con la información genética que les llega del ADN, para así traducirla en de vida”, dijo ayer la Real Academia Sueca de Ciencia.
“Su aporte contribuyó directamente en el desarrollo de una nueva generación de antibióticos y con ello a salvar miles de vidas y atenuar el sufrimiento de la humanidad”, justificó el jurado.
Fábricas de proteínas. En su núcleo, cada célula contiene el genoma completo del individuo, una larga cadena de ADN.
Ese ADN son los planos o las instrucciones para el funcionamiento del individuo, pero para que estos planos entren en acción alguien los tiene que traer a la realidad o ejecutarlos.
Para ello, el ribosoma funciona como un traductor que “lee” el gen en cuestión y lo traduce de ADN a ARN.
Ese ARN son las órdenes directas para la formación de cada proteína; es decir, la molécula que va a entrar al organismo y hacer los cambios químicos para que se cumpla una función determinada como la formación de cabello o de tejido.
Las proteínas son largas cadenas de aminoácidos y cada una tiene una labor esencial en los seres humanos, bacterias, plantas, hongos y animales.
Esta misión puede formar estructuras musculares, transportar oxígeno o degradar los alimentos, entre otras.
“Si bien el ADN y el ARN son únicamente información, son los ribosomas los encargados de traducir esa información en algo que la célula pueda utilizar; es decir, en las proteínas”, recalcó Steitz, profesor de biofísica molecular y bioquímica del Howard Hughes Medical Institute de la Universidad de Yale.
Nuevos antibióticos. Para comprender la forma y labor de estos ribosomas, los galardonados utilizaron una técnica denominada cristalografía de rayos X.
Esta técnica lo que hace es aislar cada una de las proteínas de las células y la cristaliza para luego examinarlas detalladamente a través de los rayos X.
Gracias a la meticulosidad de este estudio, Ramakrishnan, Steitz y Yonath crearon mapas en los que precisan dónde se ubican cada uno de los cientos de miles de átomos que conforman cada uno de los ribosomas.
Ese espectacular mapeo no solo abrió la puerta a más investigaciones en ciencias básicas, sino que habilitó un portillo fascinante y único para aplicaciones biomédicas tales como el desarrollo de una nueva generación de antibióticos más eficaces.
Mediante el rastreo con los rayos X, el trío de químicos detectó por primera vez que existían claras diferencias entre los ribosomas contenidos en las células humanas y los ribosomas presentes en las bacterias.
Así, conociendo estas diferencias, ellos sugirieron el diseño de antibióticos que atacan a los entes patógenos, pero que no dañan el ADN sano.
“No creo que hayamos resuelto todos los problemas en el tema. Aún hay mucho por hacer, en especial referido a los problemas que tienen que ver con la salud humana”, aseveró la científica israelí.
“No nos detendremos aquí. Hoy es un día especial, pero hoy, así como mañana, continuaremos trabajando”, concluyó Yonath. Colaboró la periodista Debbie Ponchner