“El que persevera alcanza” es un dicho que parece poco atrayente para algunos trabajadores jóvenes. Ver pronto cumplidos objetivos materiales y laborales a veces conduce a profesionales en sus inicios a brincar de un puesto a otro quizás demasiadas veces, las suficientes incluso como para dañar su imagen como trabajador.
La búsqueda sin pausa de un mejor puesto, en plazos de entre un semestre a un año, refleja inestabilidad y puede limitarle a quien cultive la práctica su acceso a una compañía, juzgan empleadores y analistas consultados por este diario. “Me ha pasado que he tenido buenos candidatos pero se habían cambiado muchas veces de trabajos. Esto dificulta la contratación. El empleador también se fija en esto y lo que ve es alguien en quien no invertirá si calcula que la persona pronto se le irá”, afirma Alicia Ruiz, especialista en Desarrollo y Capacitación para Centroamérica, Caribe y el negocio de agroquímicos en México de la empresa de químicos BASF.
La necesidad de gratificación inmediata de generaciones más jóvenes, parece contrastar con una visión más clásica en que, quien se inicia en un puesto, primero aprende a trabajar un buen tiempo antes de un ascenso.
“A los jóvenes debería importarles mucho trabajar y casarse con la empresa para hacer mérito. Si estás saltando de trabajo ni echás raíces ni aportás de forma significativa a la empresa o al currículo”, afirmó Yalile Quirós, jefa de Recursos Humanos de Volcano Precision Guided Therapy.
Crear visión de “hacer carrera” ayuda, sugiere Vanessa Gibson, directora del Sector de Servicios de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo. “Eso está ausente en muchos casos. Creen que por graduarse de licenciados en dos años, ya serán gerentes. No. La posición se desarrolla. No por acumular títulos se asciende. Es mérito, no título, lo que cuenta”, enfatizó Gibson.