
Un nuevo estudio científico plantea que el fósil StW 573, conocido como Pie Pequeño, podría pertenecer a una especie de ancestro humano aún no descrita. La investigación se basó en un análisis detallado del cráneo del espécimen. Los resultados indican diferencias claras frente a otras especies de australopitecos halladas en el sistema de cavernas de Sterkfontein, en Sudáfrica, lugar donde apareció el fósil.
Pie Pequeño se presentó al público en 2017. El proceso requirió más de dos décadas de excavaciones cuidadosas. El paleoantropólogo Ronald Clarke, de la Universidad de Witwatersrand, lo atribuyó en un inicio a la especie Australopithecus prometheus. Otros investigadores sostuvieron que debía clasificarse dentro de Australopithecus africanus, especie descrita en 1925 y ampliamente documentada en Sterkfontein.
Con el objetivo de reexaminar esta controversia, el nuevo equipo de investigadores aplicó una metodología centrada en la morfología craneana. El énfasis recayó en la región occipito-parietal, una zona clave para distinguir afinidades evolutivas. El trabajo dio origen a un artículo científico publicado el 29 de noviembre en American Journal of Biological Anthropology.
Un debate con décadas de historia
El nombre Australopithecus prometheus surgió en 1948. Raymond Dart lo propuso a partir de fósiles de Makapansgat. Él consideró que esos restos diferían de A. africanus por una mayor capacidad craneana y otros rasgos del cráneo. Años después, esta hipótesis perdió respaldo cuando Robinson agrupó los fósiles de Taung, Sterkfontein y Makapansgat dentro de una sola especie.
A pesar de ello, Ronald Clarke y sus colaboradores defendieron durante años la existencia de dos morfotipos de australopitecos gráciles en estos yacimientos. En 2019, Clarke y Kuman reforzaron esta posición al vincular Little Foot con el fósil MLD 1, asociado a A. prometheus.
El estudio más reciente llegó a una conclusión distinta. Al comparar las escasas partes craneanas conservadas en MLD 1 con el cráneo casi completo de StW 573, los autores no identificaron un conjunto exclusivo de rasgos compartidos. Por el contrario, Pie Pequeño mostró diferencias marcadas, entre ellas una incisura asteriónica bien definida, una protuberancia occipital externa robusta y un plano nucal más largo e inclinado hacia abajo. Estas características no aparecen en MLD 1.
Según el análisis, MLD 1 guarda mayor similitud con Sts 5, un fósil clásico atribuido sin debate a A. africanus. Por esta razón, los autores sostienen que A. prometheus no corresponde a una especie válida y debe considerarse un sinónimo júnior de A. africanus.
Si Pie Pequeño no pertenece ni a A. africanus ni a A. prometheus, surge una nueva pregunta. Para el paleoantropólogo Jesse Martin, de la Universidad La Trobe y autor principal del estudio, la respuesta apunta a una tercera posibilidad. El fósil podría representar una especie distinta aún no formalmente reconocida.
Martin explicó que Pie Pequeño no coincide plenamente con ninguno de los ejemplares conocidos de A. africanus en Sterkfontein. Las diferencias se concentran en la base posterior del cráneo, una región que cambia lentamente a lo largo de la evolución. Las variaciones en esa zona suelen considerarse indicadores sólidos de diferenciación a nivel de especie.
El investigador reconoció que Clarke acertó al sostener que más de una especie de homínido pudo coexistir en Sterkfontein. La discrepancia se centra en la denominación. Según el análisis, uno de esos grupos no corresponde a A. prometheus.
Aunque el estudio sugiere con fuerza la existencia de una nueva especie, los autores decidieron no asignarle un nombre. Argumentaron que esta responsabilidad corresponde al equipo que dedicó más de 20 años a la excavación y al estudio detallado del fósil.
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