
La ciudad de São Paulo en Brasil vivió una tarde caótica el miércoles 10 de diciembre, cuando ráfagas de viento de hasta 100 km/h causaron caída de árboles, daños estructurales y afectaron gravemente la movilidad.
El impacto de vientos fuertes no se limita al suelo. En el cielo, este fenómeno representa un desafío importante para las aeronaves en fases de despegue o aterrizaje.
Aunque los aviones están diseñados para operar con seguridad en condiciones meteorológicas adversas, como lluvias o turbulencias, el viento puede representar un obstáculo para las maniobras más delicadas del vuelo.
Despegues y aterrizajes con viento fuerte: ¿qué puede pasar?
Las aeronaves modernas soportan vientos intensos sin comprometer la seguridad. Sin embargo, cuando las ráfagas superan ciertos límites, se complica la operación aérea.
Los vientos cruzados, aquellos que soplan perpendicularmente a la pista, son los más problemáticos. Cuando alcanzan velocidades entre 55 km/h y 65 km/h, pueden dificultar el despegue o el aterrizaje. Si superan esos valores, la aeronave podría interrumpir el descenso y realizar una maniobra de arremetida.
Por esta razón, la dirección y velocidad del viento son los primeros datos analizados por los pilotos en los boletines meteorológicos. Estos factores determinan, entre otras cosas, cuál pista utilizar en el aeropuerto, ya que lo ideal es despegar o aterrizar contra el viento.
Lo que ocurre en el aire también influye
Además de los vientos en la superficie, los pilotos deben considerar los vientos en diferentes altitudes. Estos pueden variar por la geografía del terreno o por fenómenos atmosféricos como las corrientes en chorro.
Estas corrientes son bandas estrechas de viento que se mueven rápidamente por la troposfera. Se forman por el contraste térmico entre las regiones polares frías y las zonas ecuatoriales cálidas. Fluyen de oeste a este y alcanzan velocidades superiores a los 300 km/h.
Cuando un avión vuela hacia el oeste, puede encontrar resistencia de estas corrientes. Por el contrario, si vuela hacia el este, se ve beneficiado por el llamado viento de cola, que actúa como impulso natural.
Vuelos cancelados o demorados por seguridad
Ante condiciones como las vividas en São Paulo, las compañías aéreas suelen optar por retrasar o cancelar vuelos si el viento representa un riesgo para las operaciones. Aunque no se trata de un peligro inminente de accidente, la decisión prioriza la seguridad de los pasajeros y la tripulación.
La fuerza del viento puede no ser suficiente para dañar la estructura del avión, pero sí para provocar desvíos, esperas prolongadas o suspensiones temporales de los vuelos programados.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
