
Un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia NGC 3783, ubicada a 135 millones de años luz de la Tierra, expulsó una corriente de gas a una velocidad de 60.000 km/s, equivalente al 20% de la velocidad de la luz.
Esta explosión cósmica sin precedentes fue detectada por una operación conjunta de siete telescopios espaciales, lo que permitió a los astrónomos registrar por primera vez un evento de este tipo mientras ocurría una llamarada de rayos X.
Los detalles del fenómeno fueron publicados el martes 9 de diciembre en la revista Astronomy & Astrophysics. El hallazgo fue posible gracias a la colaboración de instrumentos como el XRISM, que midió la velocidad del gas, y el XMM-Newton, que determinó la fuerza y alcance del flujo con alta precisión.
Los agujeros negros supermasivos suelen generar variaciones rápidas de brillo en rayos X. Sin embargo, en este caso, durante un clarón de tres días, los telescopios captaron la expulsión de gas desde el disco de acreción, la región que rodea al agujero negro donde la materia orbita antes de ser absorbida.
La Organización de Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON) indicó que el gas escapó desde una zona situada a unas 50 veces el radio del agujero negro, algo que la gravedad normalmente impediría.
El equipo científico concluyó que una reconexión magnética podría haber impulsado esta eyección. Este proceso ocurre cuando las líneas del campo magnético se reorganizan de forma brusca y liberan una gran cantidad de energía. En esta ocasión, esa energía pareció ser suficiente para contrarrestar la fuerza gravitatoria del agujero negro.
La Agencia Espacial Europea (ESA) comparó el fenómeno con una erupción de masa coronal solar, que lanza nubes de plasma sobrecalentado al espacio. Sin embargo, mientras estas erupciones solares alcanzan velocidades de 1.500 km/s, la registrada en NGC 3783 fue 40 veces más rápida, y miles de millones de veces más energética.
Según la ESA, los vientos surgieron cuando el campo magnético del Núcleo Galáctico Activo (AGN) se desenredó de forma abrupta, provocando un comportamiento similar a una erupción solar pero en una escala extremadamente superior.
El agujero negro ubicado en el centro de NGC 3783 tiene una masa estimada en 30 millones de veces la del Sol. Mientras absorbe más materia, libera más energía, lo que convierte su entorno en un laboratorio natural para estudiar la física de altas energías.
La liberación repentina de vientos tan veloces forma parte de un proceso conocido como feedback, mediante el cual el agujero negro influye en la formación de estrellas e incluso en la evolución de toda la galaxia.
Los astrónomos creen que esta observación abre una nueva etapa en el estudio de vientos ultrarrápidos generados por agujeros negros. Si la reconexión magnética resulta ser el mecanismo principal detrás de estos eventos, será necesario revisar los modelos teóricos actuales para entender mejor cómo estas fuerzas moldean el universo.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
