
El cerebro humano no evoluciona de forma lineal. A lo largo de la vida experimenta cinco etapas distintas de reorganización interna. Así lo determinó un estudio publicado el 25 de noviembre en la revista Nature Communications, el cual identificó cuatro edades clave en que se presentan cambios estructurales profundos en las conexiones cerebrales: a los nueve, 32, 66 y 83 años.
El análisis se basó en más de 4.000 exámenes de neuroimagen y fue desarrollado por equipos de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, y la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos. La investigación reveló que estas edades representan puntos de inflexión que afectan tanto la capacidad de aprendizaje como el riesgo de deterioro cognitivo.
Fase 1: del nacimiento a los nueve años
Durante la infancia, el cerebro presenta conexiones más largas y sinuosas, lo que hace menos eficiente el tránsito de información entre regiones. En esta etapa inicial, el cerebro prioriza un alto número de conexiones para ampliar su rango de posibilidades, aun cuando esto demande más energía.
Este patrón se relaciona con la poda sináptica, un proceso por el cual se eliminan conexiones poco utilizadas y se consolidan las esenciales, en respuesta a los estímulos del entorno.
Fase 2: de los nueve a los 32 años
A partir de los nueve años y durante la adolescencia, las conexiones comienzan a acortarse y optimizarse, lo que permite una mejor comunicación entre regiones cerebrales. Esto mejora funciones como la memoria de trabajo, la planificación y la toma de decisiones.
La reorganización alcanza su punto máximo hacia los 30 años, momento en que se registra el mayor nivel de eficiencia neuronal en la vida adulta.
Fase 3: de los 32 a los 66 años
Esta es la fase más extensa y se caracteriza por un proceso de transformación gradual. Las conexiones cerebrales inician una lenta pérdida de eficiencia.
Aunque las causas no están claras, los investigadores mencionan factores como el desgaste natural del cuerpo, una rutina más estable, el estrés crónico y cambios en el estilo de vida, como la crianza de hijos o el trabajo constante.
Fase 4: de los 66 a los 83 años
En la tercera edad, el cerebro mantiene conexiones más sólidas dentro de cada región. Sin embargo, se debilita la comunicación entre diferentes áreas, lo cual coincide con un aumento en el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia.
Este debilitamiento explicaría por qué funciones complejas, como el procesamiento rápido o la atención dividida, disminuyen con la edad.
Fase 5: de los 83 a los 90 años
En esta etapa final, las conexiones entre regiones cerebrales se vuelven más frágiles y dependen cada vez más de hubs o centros de conexión clave. Esto sugiere que el cerebro, con menos recursos estructurales, busca optimizar lo que aún conserva para mantener su funcionamiento.
Implicaciones del hallazgo
Los investigadores señalaron que estas fases ayudan a comprender por qué trastornos mentales surgen con mayor frecuencia antes de los 25 años y por qué el riesgo de demencia se eleva después de los 65.
El conocimiento sobre estos puntos de inflexión podría orientar futuras estrategias para el diagnóstico temprano y el desarrollo de tratamientos dirigidos a preservar la salud cognitiva.
Los autores advirtieron que la muestra incluyó principalmente personas blancas del Reino Unido y de Estados Unidos, por lo que recomendaron repetir la investigación en grupos más diversos. Aun así, consideraron que los hallazgos constituyen un avance importante en la comprensión del desarrollo cerebral.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
