Realizar simples ejercicios mentales como crucigramas, juegos de ingenio o adivinanzas todos los días puede lograr que una persona aumente su coeficiente intelectual; es decir, que se haga un poco más inteligente.
Así lo afirma esta semana un estudio realizado por científicos de la Universidad de Berna, Suiza, de la Universidad de Michigan y de la National Science Foundation de Estados Unidos.
El coeficiente intelectual (CI) es un índice que mide la capacidad de cada persona de pensar y resolver diferentes tipos de problemas en un lapso limitado. Se calcula que el 68% de la población dispone de un coeficiente intelectual entre 85 y 115 puntos.
Un alto CI favorece las condiciones académicas y las laborales que permiten tener una conveniente calidad de vida.
Hasta ahora se creía que el coeficiente intelectual era algo determinado por la genética de cada persona. “Muchos científicos decían que era imposible mejorar la inteligencia, pero nuestros avances muestran que no es así”, reveló Susanne Jaeggi, líder del estudio.
Según diferencian los expertos, existen dos tipos de inteligencia: la cristalizada y la fluida.
La inteligencia cristalizada es aquella que está relacionada con las habilidades de cada quien, el conocimiento adquirido por las experiencias, así como la resolución de problemas a largo plazo: es innata.
Por su parte, la inteligencia fluida se centra en la capacidad que tenemos las personas para relacionar los conceptos que tenemos en la cabeza y manejar la llamada memoria a corto plazo. Ejemplos de la inteligencia fluida es la capacidad de recordar números telefónicos o correos electrónicos de personas que apenas conocemos.
Es este tipo de inteligencia –fluida– la que puede mejorarse con ejercicios cerebrales; es decir, tratando al cerebro como a un músculo que se puede entrenar.
El estudio. Para llegar a estas conclusiones, los científicos realizaron un experimento con un grupo de adultos sanos a los que les hicieron ejercitar la memoria a través de pruebas en las que tenían que memorizar señales visuales y auditivas. Los participantes fueron entrenados mentalmente durante 30 minutos cada día en periodos de 8, 12, 17 y 19 días y los resultados fueron sorprendentes.
“No solo mejoraron las capacidades de los individuos, sino que en aquellos en los que las pruebas anteriores al experimento revelaron poca inteligencia fluida, los ejercicios habían conseguido aumentarla”, concluyó Jaeggi.