
Vestigios arqueológicos localizados en la ciudad de Grenoble, en el sureste de Francia, revelaron una rara horca del siglo XVI utilizada para la ejecución y exhibición de condenados a muerte. El hallazgo aportó nuevas evidencias sobre las prácticas de castigo durante las guerras religiosas que marcaron ese periodo histórico en el país.
La excavación se desarrolló en el sector de explanada, cerca de los ríos Isère y Drac, en la entrada norte de la ciudad. El descubrimiento fue informado por el Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva de Francia (Inrap) mediante un comunicado oficial divulgado el viernes 12.
Hasta inicios del siglo XVII, la zona presentó un carácter pantanoso y sufrió inundaciones frecuentes. Con el paso del tiempo, el terreno fue drenado y ocupado de manera progresiva. El lugar cumplió diversas funciones como área de extracción de arena y madera, espacio de juegos aristocráticos, zona de ejercicios y campamento militar, sitio de celebraciones republicanas y parque de diversiones en épocas recientes.
Según el Inrap, la alternancia de depósitos aluviales y rellenos permitió reconstruir el proceso de ocupación de un terreno inestable. En el límite del área excavada, los arqueólogos identificaron una estructura cuadrangular de mampostería sin precedentes claros en la historiografía local.
En el interior y en las inmediaciones del muro norte de la edificación aparecieron diez fosas con múltiples enterramientos. Algunas correspondieron al siglo XVI. Los investigadores contabilizaron al menos 32 osamentas, en su mayoría de hombres, dispuestas de forma desordenada, sin orientación definida y sin señales de ritual funerario, lo que evidenció un trato degradante tras la muerte.

Ante el carácter inusual del conjunto, los especialistas valoraron varias hipótesis iniciales. Entre ellas figuraron un refugio de ermitaños, una capilla religiosa o una fosa común de soldados. La identificación definitiva se logró tras cruzar los datos arqueológicos con archivos históricos.
El Inrap informó que el análisis de registros contables de obras y de un proyecto de carpintería, cuyas dimensiones coincidieron con las bases halladas, permitió reconocer la estructura como la antigua horca de Grenoble, conocida como el gibet del Port de la Roche.
Los documentos señalaron que la horca se construyó entre 1544 y 1547. Sobre una base cuadrada de 8,2 metros por lado, se alzaban ocho pilares de piedra con capiteles que sostenían una compleja estructura de madera ubicada a unos cinco metros de altura.
El edificio se situó sobre una leve elevación de la llanura aluvial para reducir el impacto de las crecidas. Además, contó con un foso de drenaje en el lado oriental, que también habría servido para delimitar de forma simbólica el espacio de la justicia.
La presencia de ocho pilares otorgó un carácter singular a la horca. De acuerdo con el Inrap, el número de columnas reflejaba la jerarquía judicial del Antiguo Régimen. Las justicias señoriales contaban con dos a seis pilares, mientras que el célebre gibet real de Montfaucon, en París, llegó a tener hasta 16. El monumento de Grenoble evidenció la importancia de la jurisdicción local.
Las ejecuciones se realizaban en el espacio urbano, específicamente en la Place aux Herbes, en el centro de Grenoble. Posteriormente, los cuerpos eran trasladados y expuestos en la horca, fuera de las murallas de la ciudad.
Archivos judiciales citados por el Inrap permitieron identificar a algunos de los ejecutados, en una época en la que la pena de muerte resultó relativamente poco frecuente. Entre las víctimas figuraron rebeldes contra la autoridad real, en especial protestantes. Entre ellos aparecieron Benoît Croyet, acusado en 1573 de participar en un ataque contra Grenoble, y Charles Du Puy Montbrun, líder decapitado y exhibido en el lugar en 1575.
No todos los cuerpos expuestos fueron enterrados en el sitio. Los restos hallados evidenciaron un entierro infamante. Los individuos carecieron de sepultura cristiana y fueron arrojados a fosas simples. En algunos casos, los restos aparecieron fragmentados, superpuestos o removidos sin cuidado funerario.
En una gran fosa central, los arqueólogos observaron depósitos sucesivos de cuerpos completos, seguidos por restos óseos desconectados. En otros puntos, varios condenados fueron retirados de la horca y enterrados de manera simultánea.
Para los investigadores del Inrap, este tipo de entierro prolongó la pena más allá de la muerte, al inscribir en los cuerpos y en el espacio la noción de una “mala muerte”. El gibet del Port de la Roche se erigió durante un periodo de intensificación de la represión contra la Reforma y pudo mantenerse en uso hasta inicios del siglo XVII, cuando avanzaron las políticas de pacificación.
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