
Un estudio publicado en octubre en la revista Oikos reveló que los osos polares desempeñan un papel fundamental como proveedores de alimento para múltiples especies.
El trabajo fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Manitoba, la San Diego Zoo Wildlife Alliance, la organización Environment and Climate Change Canada y la Universidad de Alberta.
Los científicos determinaron que los osos polares matan al año alrededor de 1.001 kg de biomasa de mamíferos marinos por individuo, principalmente focas. Sin embargo, aproximadamente la mitad de cada presa queda sin consumir, especialmente después de que los osos extraen el “blubber”, el tejido graso más calórico.
Esa grasa representa su fuente de energía prioritaria, ya que les permite evitar la digestión de proteínas, un proceso que demanda agua, un recurso escaso en el Ártico. Esta práctica deja restos que al menos 11 especies de vertebrados que se alimentan de estos restos, incluyendo zorros árticos y cuervos.
Energía del mar hacia la tierra
El hallazgo destaca cómo el oso polar actúa como puente energético entre el océano y la tierra. Al cazar sobre el hielo marino y dejar carcasas en la superficie, transfiere nutrientes del mar al continente congelado. Estos restos pueden mantenerse congelados por semanas o meses, funcionando como un “refrigerador natural”, lo cual extiende el tiempo de acceso para aves y mamíferos.
Cuando el hielo se derrite, los restos se hunden y alimentan una nueva comunidad submarina, extendiendo el efecto trófico hasta el fondo marino.
El estudio también advierte sobre las consecuencias del retroceso del hielo marino. Aunque la atención ha estado centrada en la supervivencia del oso polar, la reducción de su población afecta directamente a otras especies que dependen de sus carcasas para sobrevivir.
Las subpoblaciones de Western Hudson Bay y Southern Beaufort Sea ya reportaron una caída que significó la pérdida de más de 320 toneladas anuales de carcasas disponibles. Esta disminución obliga a los necrófagos a recorrer mayores distancias en busca de alimento, afectando su estado físico y sus posibilidades de supervivencia.
El hielo marino sirve como plataforma de alimentación, por lo que su pérdida representa una amenaza directa a esta red ecológica interdependiente.
Los científicos subrayan la urgencia de profundizar en la investigación sobre este fenómeno. Aún se desconoce la frecuencia de consumo de estas carcasas por distintas especies, cómo se establece la jerarquía de acceso y cuál es el impacto en la transmisión de enfermedades o contaminantes.
El estudio concluye que proteger al oso polar es también una forma de conservar otras especies y mantener la estabilidad de un ecosistema frágil y entrelazado. En un contexto de acelerado calentamiento global, entender estas interacciones se vuelve esencial para la resiliencia de la vida salvaje del Ártico.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
