
Un descubrimiento en el cometa interestelar 3I/ATLAS volvió a colocar a este cuerpo celeste en el centro de la atención científica internacional. Investigadores que trabajaron desde España identificaron por primera vez un jet periódico y oscilante en un objeto proveniente de fuera del sistema solar.
El hallazgo surgió a partir de observaciones realizadas con el Two-meter Twin Telescope (TTT). El análisis permitió detectar un chorro localizado de gas y polvo que emerge de forma regular desde el núcleo del cometa. Este comportamiento no tenía registros previos en cometas interestelares.
La investigación se desarrolló con la participación del Grupo de Sistema Solar del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la organización Light Bridges. El trabajo conjunto facilitó la confirmación del período de rotación del 3I/ATLAS, un dato clave para comprender su dinámica interna.
Los resultados del estudio se publicaron en la revista científica Astronomy & Astrophysics. El artículo presentó la primera evidencia clara de actividad localizada en el núcleo de un objeto interestelar, un avance relevante para la astronomía moderna.
El director científico de Light Bridges, Miquel Serra-Ricart, resaltó la magnitud del logro. Recordó que el equipo ya había estimado un período de rotación cercano a las 17 horas y explicó que la detección del jet confirmó los cálculos realizados en julio.
Serra-Ricart también señaló que, pese a las especulaciones iniciales, el 3I/ATLAS se comporta como un cometa interestelar extraordinariamente normal. Indicó que el chorro de gas y polvo permitió establecer comparaciones directas con los mecanismos de actividad de los cometas del Sistema Solar.
En la misma línea, el investigador del IAC Javier Licandro destacó el valor científico del descubrimiento. Explicó que el fenómeno abrió una oportunidad única para estudiar el comportamiento físico de un cuerpo prístino, formado en otro sistema planetario.
Para validar los datos, el cometa fue monitoreado durante 37 noches consecutivas en una campaña intensiva desarrollada entre julio y setiembre. El seguimiento continuo permitió obtener una secuencia detallada de imágenes del núcleo.
Mediante técnicas avanzadas de filtrado, los científicos identificaron un chorro débil pero bien definido que emergía desde un punto específico del cometa. El análisis posterior reveló una modulación periódica alrededor del eje de giro.
Ese patrón permitió estimar un tiempo de rotación de entre 14 y 17 horas, según la ubicación exacta del origen del jet. La variación aportó información clave sobre la estructura interna del objeto.
Qué es un jet periódico y por qué resulta clave el hallazgo
En astronomía, un jet periódico corresponde a un chorro localizado de gas y polvo que surge desde una región concreta del núcleo de un cometa. A diferencia de una emisión uniforme, este fenómeno funciona como un surtidor que se activa solo en zonas específicas.
La característica principal de este tipo de jet es su aparición y desaparición regular, un comportamiento directamente ligado a la rotación del cometa. Cuando la región activa queda expuesta a la radiación solar, el material se libera al espacio.
El proceso ocurre porque los hielos del cometa se calientan, se subliman y arrastran partículas de polvo. Al rotar hacia la sombra, la actividad disminuye. Cuando la zona vuelve a recibir luz solar, el chorro se reactiva.
En el caso del 3I/ATLAS, la detección de un jet periódico marcó un hito. Fue la primera vez que se observó este fenómeno en un objeto interestelar. El descubrimiento confirmó su período de rotación y demostró que su actividad es comparable a la de cometas conocidos.
El hallazgo aportó nuevas pistas sobre la naturaleza y el funcionamiento de cuerpos formados en otros sistemas planetarios, un campo de estudio que continúa en expansión.
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