
Un hallazgo inusual en una caverna del Caribe mostró cómo abejas solitarias ancestrales usaron cavidades dentarias de una mandíbula como colmenas durante numerosas generaciones, según análisis realizados en la isla de La Española.
La investigación se publicó en Royal Society Open Science, y presentó el primer registro científico de abejas antiguas que ocuparon espacios preexistentes dentro de un fósil, según informó Science Alert.
Especialistas señalaron que la mandíbula perteneció a un roedor similar a una capibara (Plagiodontia araeum). Una lechuza habría transportado los restos hasta la caverna y descartó la mandíbula tras alimentarse del animal ya extinto.
Con el paso del tiempo, los dientes se desprendieron y quedaron esparcidos. La pieza ósea quedó bajo una capa fina de arcilla. En los espacios vacíos, llamados alvéolos dentarios, abejas de la especie Osnidum almontei instalaron células de nidificación por varias generaciones.
El paleontólogo Lázaro Viñola López, del Museo de Historia Natural de Florida, detectó el uso prolongado de una de estas cavidades por su superficie interna inusualmente lisa. El análisis mediante tomografías computarizadas de microfoco indicó fidelidad de las abejas hacia ese tipo de refugio.
Una vez identificado el patrón, el equipo encontró más células de nidificación en huesos presentes en el sedimento. Una de ellas estaba dentro de la mandíbula de un perezoso.
Los investigadores concluyeron que los grupos de Osnidum almontei actuaron como especies oportunistas. Aprovecharon todas las cámaras óseas disponibles en el depósito sedimentario. La cantidad de nidos sugirió que la caverna funcionó como zona de agregación durante un durante un periodo prolongado.
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