Con la aprobación de la ley de eutanasia en el Congreso de los Diputados, España se colocó a un paso de integrar el reducido número de países en el mundo donde está regulado el derecho a una muerte digna.
El texto legal, que garantiza el derecho a la eutanasia bajo estrictas condiciones, fue aprobado el jueves por la tarde en la Cámara Baja, luego de varios intentos fracasados en años anteriores.
El proyecto irá en enero al Senado, donde se espera que supere el trámite, tras lo cual será ley.
De esta manera, España se convertirá en apenas el sexto país del mundo en donde está permitida la eutanasia, como en Colombia, el único país de América Latina.
Una vez aprobado definitivamente, el texto permitirá que una persona con una enfermedad grave, que la incapacite o sea incurable, pueda ser ayudada a morir si así lo solicita, para evitar un sufrimiento intolerable.
De todas maneras, se imponen estrictas condiciones, como que la petición sea hecha por escrito y repetida quince días más tarde. Luego debe ser aprobada por dos médicos sucesivamente y recibir luz verde de una comisión.
Además, cualquier profesional de la salud puede alegar "objeción de conciencia" para negarse a participar en el procedimiento, pagado por la Seguridad Social.
La iniciativa salió adelante el jueves con el apoyo de los diputados del gobierno de coalición --formado por los socialistas y la izquierda radical de Podemos--, de otros partidos de izquierda, pero también de la centroderecha de Ciudadanos e incluso de una formación de orígenes demócrata-cristianos, el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
En contra votaron principalmente los conservadores del Partido Popular (PP) y la extrema derecha de Vox, alegando que la eutanasia es "un fracaso" del Estado en brindar cuidados paliativos.
Una posición similar a la de la Iglesia católica, para quien "la muerte provocada no puede ser un atajo" para "ahorrar recursos humanos y económicos en los cuidados paliativos y el acompañamiento" de los enfermos, según señaló la Conferencia Episcopal Española (CEE).
La eutanasia "instaura una ruptura moral; un cambio en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte infligida", señaló en días recientes una dura nota de prensa de la CEE.
Pero el gobierno y organizaciones que defienden el derecho a morir dignamente, que se manifestaron el jueves frente al Congreso, celebraron el hito de la aprobación del texto en la Cámara Baja.
"Es un día importante para toda la ciudadanía porque avanzamos hacia una sociedad más humana y más justa, pero sobre todo es un día importante para aquellas personas que se encuentran en una situación de grave padecimiento y también lo es para sus familias y personas cercanas", señaló el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
"Esta ley se ha hecho esperar demasiado tiempo", dijo de su lado Néstor Rego, un diputado de una pequeña formación de Galicia, que recordó el que quizás sea el caso más emblemático de la lucha por la eutanasia en España: el de Ramón Sampedro.
Este gallego, tetrapléjico desde los 25 años, pasó 29 años reclamando el derecho a un suicidio asistido, que finalmente tuvo gracias a la colaboración de una amiga suya, Ramona. Ella fue detenida pero no juzgada, por falta de pruebas.
La historia fue llevada a la gran pantalla por el chilenoespañol Alejandro Amenábar, con Javier Bardem en el papel de Ramón. El filme, "Mar Adentro", fue alabado por la crítica y ganó un Óscar en 2005.
Pero España tiene otros sonados casos, como el de Luis Montes, un médico anestesista acusado de provocar la muerte de 73 pacientes terminales en un hospital en Madrid. Fue finalmente sobreseído por un tribunal en 2007.
El caso mediático más reciente es el de Ángel Hernández, quien en abril de 2019 ayudó a morir a su mujer, María José, virtualmente inmovilizada por la esclerosis múltiple. La fiscalía pide para él seis meses de prisión, aunque aboga por un indulto posterior.
Actualmente y hasta que la ley entre en vigor, el Código Penal prevé hasta diez años de cárcel por cooperar en un suicidio.
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