Ginebra. La Organización No Gubernamental (ONU) publicó el miércoles un largamente esperado informe sobre abusos de derechos humanos en la región china de Xinjiang, donde advirtió de posibles “crímenes contra la humanidad” contra la minoría musulmana uigur, pero no habla de genocidio.
La embajada china en Ginebra reaccionó con una larga respuesta al informe. A continuación, los principales argumentos de la ONU y China.
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Detenciones masivas arbitrarias
El informe de la ONU describe un “patrón de detenciones arbitrarias a gran escala” en Xinjiang, donde individuos sospechosos de terrorismo son retenidos en instalaciones de alta seguridad sin el debido proceso y por un periodo de tiempo indefinido.
Tener demasiados niños, llevar velo o barba, o no usar pasaporte, son citados como comportamientos que pueden llevar a las autoridades a identificar individuos en riesgo de “extremismo” y marcarlos para una posible detención.
Recientemente hay indicios de un cambio a penas de prisión formales “como principal método de encarcelamiento a gran escala y privación de libertad”, según el informe. Muchos fueron detenidos sin que sus familias fueran informadas, continuó la escritura del informe.
China calificó estas acusaciones de detenciones masivas como “mentiras”, insistiendo en que tiene definiciones “claramente específicas” de terrorismo y extremismo que “evitan la aplicación arbitraria debido a provisiones legales vagas, excesivamente amplias y generales”.

Torturas y violaciones
El informe asegura que se encontraron acusaciones “creíbles” de torturas y agresiones sexuales, incluidas violaciones, en los centros de detención de Xinjiang.
Antiguos internos entrevistados por la ONU describieron ser golpeados en “sillas tigre” -usadas por la policía china para inmovilizar a los interrogados-, ser forzados a seguir tratamientos médicos sin explicaciones, así como sufrir violaciones y “exámenes ginecológicos invasivos”.
“La negación generalizada de todas las acusaciones por parte del gobierno, así como sus ataques humillantes y sexistas a aquellos que han dado un paso adelante para compartir sus experiencias (...) aumentaron la indignidad y el sufrimiento de los supervivientes”, dijo la ONU.
China insistió en que los centros “garantizan completamente que la dignidad personal de los aprendices es inviolable y prohíben cualquier insulto o abuso contra ellos”. Pekín atacó previamente a las mujeres que denunciaron agresiones sexuales en los campos, tratando de desacreditarlas usando su salud sexual y su situación sentimental.
Esterilizaciones forzadas y abortos
La ONU indicó que habló con mujeres que dijeron ser “forzadas a abortar o a insertarse dispositivos intrauterinos anticonceptivos”.
El informe considera creíbles estas alegaciones y resalta la aguda caída de la natalidad en Xinjiang desde el 2017, basado también en un libro blanco de Pekín que vinculaba tener muchos hijos con el extremismo religioso.
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“Hay indicaciones creíbles de violaciones de los derechos reproductivos a través de la aplicación coercitiva de políticas de planificación familiar”, afirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
China indicó de que las denuncias de esterilizaciones forzadas son “noticias falsas” y que la población de Xinjiang decide voluntariamente casarse más tarde y tener menos hijos gracias a la mejora de la educación y las condiciones de vida.
Supresión de la libertad religiosa
El informe critica las “excepcionalmente amplias interpretaciones de extremismo” de China, que criminaliza actividades “conectadas a disfrutar la vida cultural y religiosa”.
Vestir hiyab o dar a los niños nombres musulmanes son señalados como indicios de “extremismo religioso” que “pueden conducir a graves consecuencias para estas personas”, se menciona en el informe. El Alto Comisionado apunta también informes “profundamente preocupantes” sobre la destrucción de mezquitas y cementerios en la región.
China dijo que “todas las actividades religiosas normales” en Xinjiang están protegidas por ley y mencionó la financiación gubernamental de la renovación de algunas mezquitas y la expansión de una red oficial de institutos para clérigos islámicos.
Trabajos forzados
La ONU encontró también señales de “elementos de coerción” en algunos programas de empleo en Xinjiang, en línea con las largas denuncias de trabajos forzados proferidas por Estados Unidos y otros países occidentales.
El informe cita comunicados del gobierno que hablan de transferir a internos de centros vocacionales a fábricas y se pregunta si “tales programas pueden considerarse totalmente voluntarios”. Por su parte, China aseguró que “los aprendices” de centros vocacionales “pueden escoger libremente sus trabajos” y que los graduados “están ganando salarios y disfrutando una vida próspera”.
