¿Todos queremos esa medalla que nos dan al finalizar una competencia no? Esta no solo reconoce nuestro esfuerzo y disciplina por tantos meses, sino que es un logro más en nuestro proceso y, por qué no, el escalón hacia una meta más ambiciosa.
Durante los meses de preparación para una competencia o meta que queremos alcanzar, nos preocupamos por el equipo que se necesita, la forma en cómo nos alimentamos, ordenamos nuestro entrenamiento guiado por un profesional que lo va adaptando a nuestros avances progresivamente y cuidamos todos los detalles de ese entrenamiento para nuestra meta final. Pero, ¿prestamos atención a nuestro entrenamiento mental o al menos sabemos a que se refiere tal cosa?
El entrenamiento mental muchas veces lo dejamos de lado si se trata de retos físicos, pero es la parte más importante que cualquier aficionado al cuerpo humano debe entrenar si quiere tener éxito, que sea un proceso de disfrute y que nuestra actividad física sea sostenible a lo largo de la vida.
Desde hace algunos años ha tomado mucho valor una nueva teoría psicológica que expresa la importancia de buscar un sentido de entrega absoluta en la tarea que se esté llevando a cabo, ya sea artística o en este caso deportiva. Esta, que se le conoce como la teoría de la experiencia óptima o estado de ¨flow¨, sugiere que los atletas que experimentan estos estados, en ocasiones pierden la noción del tiempo al estar 100% sumergidos en la tarea y esto no solo hace que se obtengan mejores resultados, sino que haya una gratificación del ¨ser¨ y sentimiento de bienestar.
Como se explica en la siguiente cita del libro Flow: The Psychology of Optimal Experience: “Se postula que las ejecuciones máximas se alcanzan en un estado ideal de rendimiento que posee características psicológicas específicas que tienen que ver con habilidades para mantenerse focalizado en la tarea que se está realizando y con la confianza para afrontar el desafío. Este estado ideal de rendimiento puede estar asociado, en muchos casos, a una experiencia óptima (flow) que lleva al disfrute, a pesar del gran esfuerzo que se está realizando.”
A fin de cuentas, entrenamos para ganar salud y demostrarnos a nosotros mismos nuestra fortaleza física y mental. ¡Y que podamos vivir vidas con nuestra familia y en nuestro trabajo, con cuerpos más fuertes y capaces, felices!
Como dice Pascucci, haciendo referencia a la Organización Mundial de la Salud: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Entre los beneficios de entrenar la mente se encuentra tener un mejor control del estrés, mantener nuestra motivación para entrenar y la confianza a pesar de que se presente algún obstáculo en el proceso, disfrutar el proceso y seguir evolucionando de manera saludable.
Asimismo, entrenar nuestra mente y crear mayor fortaleza mental puede ayudarnos a mejorar la capacidad que tenemos de sobreponernos a la adversidad, tener una actitud de adaptación más rápida y creativa; mantener siempre la vista en el objetivo inicial y nos permite tener una mejor autopercepción de todos los esfuerzos que se realizan, por más mínimos que sean.
Cómo entrenar nuestra mente lo profundizaremos más adelante, pero por ahora te vamos a dejar dos conceptos claves para ser más fuertes mentalmente:
- Aprender a respirar.
- El poder de la visualización.
Mi ritual de las mañanas es: “Pienso en qué quiero lograr, en mi objetivo. Me levanto para tomar un vaso de agua tibia con unas gotas de limón y meditar al menos 10 minutos. Luego, me alisto, me veo al espejo y con una sonrisa salgo a entrenar, pensando que mis sueños se van a cumplir si trabajo por ellos”. ¿Y el tuyo?