Lo que parecía ser una visita tranquila a la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, para conocer la tumba del papa Francisco, terminó siendo una experiencia inolvidable para tres jóvenes costarricenses.
Johanna Valverde, Adriana Badilla y Amanda Ávalos tenían un viaje planificado a Italia cuando falleció el pontífice. En su itinerario, habían reservado tres días para recorrer la capital italiana.
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El sábado 10 de mayo estaban en Roma y decidieron visitar la tumba del papa Francisco, según contó Valverde, vecina de San Rafael de Alajuela.
“El acceso era fácil, la iglesia es muy bonita. Queríamos conocer la Puerta Santa y también visitar la tumba del papa, porque su muerte fue reciente. Nos sorprendió mucho cuando lo anunciaron (al nuevo papa), porque ya teníamos nuestro viaje planificado en ese momento”, relató.

En Roma existen cuatro Puertas Santas, ubicadas en las cuatro basílicas mayores. Estas se abren únicamente durante los Años Santos o Jubileos, que se celebran cada 25 años —el próximo es este 2025—, o en ocasiones extraordinarias cuando el papa lo convoca. Cruzarlas simboliza el paso hacia la salvación y la gracia.
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Las Puertas Santas están en:
- La Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.
- La Basílica de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano).
- La Basílica de Santa María la Mayor (Santa Maria Maggiore).
- La Basílica de San Pablo Extramuros (San Paolo fuori le Mura).
“Cuando terminamos nuestro turno de ver la tumba, la misa estaba por concluir, así que nos quedamos un rato sentadas, apreciando los detalles de la iglesia”, contó Valverde.
Sin embargo, el ambiente cambió de pronto. “En un momento, mucha gente comenzó a correr hacia el altar de la iglesia gritando. Mis amigas y yo nos asustamos porque pensamos que podía ser un atentado o que algo grave estaba ocurriendo”, recordó.
La conmoción tenía otra explicación. Alguien les dijo en italiano: “Viene el papa”.

Apenas dos días después de ser elegido sumo pontífice, León XIV visitó la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la tumba de su predecesor, el papa Francisco.
“No lo podíamos creer, porque no se había anunciado nada. De un momento a otro, comenzó a llegar mucha seguridad y cerraron la iglesia. El papa nos pareció muy simpático; llegó con una gran sonrisa”, narró Valverde.
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Durante la visita, se pidió silencio mientras el papa oraba. Al terminar, saludó a algunas personas y bendijo a varios bebés.
“No sé si puedo describir lo que sentimos. Fueron muchas emociones a la vez: incredulidad por la suerte de presenciarlo, emoción, y hasta lágrimas. Como no era una visita oficial, él iba realmente rápido, pero todos gritaban: ‘¡Viva el papa!’, a lo que él respondía con una sonrisa y un ‘gracias’”, relató.
Valverde destacó además la presencia de muchos fieles latinoamericanos. “A pesar de la euforia por verlo, todos respetaron su espacio y el de los demás”, concluyó.
