Apenas en el arranque del campeonato, el fútbol se encargó de darle la respuesta a muchos morados, o al menos una idea, ante la pregunta que se hicieron antes de comenzar el torneo: ¿Debe Saprissa contratar a otro portero?
Esa fue la interrogante de varios saprissistas, quienes, primero ante la salida de Kevin Chamorro y después tras los tres juegos de sanción a Esteban Alvarado, se cuestionaron si el equipo saldría adelante solo con Alvarado y el joven Abraham Madriz.
“Nunca hemos tenido ninguna duda, sabemos del potencial que tiene Abraham Madriz. Es un portero de gran nivel, nosotros teníamos claro que debíamos extenderle el contrato. Le va a hacer una gran competencia a Esteban Alvarado y es algo que le va a servir para crecer; incluso a Esteban le servirá para tener competencia”, dijo Sergio Gila, gerente deportivo de Saprissa, 14 días antes de que se iniciara el certamen, antes de que Abraham Madriz atajara contra Sporting y frente a Guanacasteca.
Tras verlo en esos dos compromisos, desconozco si Gila cambió de opinión, pero yo no tengo duda de que Saprissa debe contratar a otro guardameta.
Voy a dejar claro que mi intención no es ensañarme contra Abraham, porque saltará alguno que diga que lo estoy ‘matando’. Es claro que Madriz apenas es un chiquillo de 20 años y le falta comer zacate, pero en Saprissa la edad no importa, lo que interesa es ser bueno y tener calidad. Lo que le pase a un jugador morado dentro de la cancha, lo compensa con calidad.
En los cuatro últimos goles que los tibaseños recibieron, Abraham tuvo responsabilidad en tres, aunque Vladimir Quesada, técnico del equipo, dijera que lo vio bien y que los goles contra Sporting llegaron por desatención de todos. Entiendo al entrenador, no se le va a ir encima al muchacho, debe buscar la forma de protegerlo.
Pero bueno, un partido malo lo tiene cualquiera, dos seguidos ya da para meditar. Abraham no jugó mal contra Guanacasteca (tampoco lo exigieron mucho), pero falló en el gol y dio señas de que no estaba cómodo.
Hubo algunas situaciones de juego donde no estuvo bien, pero no las voy a detallar, solo me voy a detener en lo siguiente, que me parece determinante: confianza y seguridad.
En los dos partidos y, sobre todo, en el segundo, a Abraham se le notó que no tenía confianza y, al no tenerla, tampoco posee seguridad. Esa confianza a la que me refiero no es la que el portero le transmite al equipo, sino a él mismo.
Recuerdo una acción en el segundo tiempo, donde un jugador pampero corrió por la lateral izquierda, centró y al área no llegaba nadie a encimar a Madriz. La pelota iba a media altura, apenas para que amarrara la pelota, para que la atenazara, para transmitir seguridad, pero el arquero se lanzó hacia adelante y despejó con los puños. Eso es inseguridad. Minutos después se presentó la mala salida que en ese instante propició el 1-1 para los guanacastecos.
Vladimir Quesada dijo: “Cualquiera comete un error, cualquiera se equivoca”. Estoy de acuerdo, pero en el fútbol, el único que prácticamente no puede equivocarse es el arquero. La posición más ingrata, es lo que siempre he escuchado de este deporte. El guardameta puede hacer un partidazo, pero una que falle y terminará crucificado.
Si Saprissa solo estuviera disputando el campeonato, o agreguémosle también el Torneo de Copa, está bien que le den chance a Abraham Madriz mientras se pule a la sombra de Esteban Alvarado. Pero con la Copa Centroamericana de la Concacaf encima, y quizá la Liga de Campeones de la Concacaf, si los morados clasifican, es arriesgarse demasiado solo con Alvarado y Abraham como guardianes del marco morado.
En Saprissa, un jugador puede ser un veterano o un chiquillo sin cédula, pero en la cancha debe mostrar personalidad, calidad, ser diferente, hacer lo que otros no se atreverían y, para usar una frase que les encanta a los saprissistas, sacar a relucir el ADN.