Madrid (AFP, AP, DPA). La nube de cenizas expedida por el volcán islandés Eyjafjöll obligó a cerrar este sábado, 19 aeropuertos del norte de España.
El aeropuerto de Barcelona, el segundo del país, reabrió hoy por la noche junto con otros cinco, pero 13 aún permanecen cerrados.
Durante el día se anularon en España al menos 900 vuelos, 226 de ellos en Barcelona, señaló el Ministerio español de Fomento.
La cartera explicó que la nube de cenizas altera las rutas habituales de los vuelos entre América y Europa y Asia. Estos se están desplazando hacia el sur para evitar las regiones afectadas en el Atlántico Norte.
Francia suspendió la actividad aeroportuaria en el sur del país durante el día de hoy, debido a los vientos atlánticos. Se anularon 15 vuelos en el aeropuerto de Marsella.
En Portugal cancelaron 104 vuelos con origen y destino en Oporto, Lisboa y Faro, indicó un portavoz de Aeropuertos de Portugal (ANA).
Estas situaciones se remontan al pasado 14 de abril, tras una erupción de nube de ceniza del volcán islandés Eyjafjöll. En esa primera erupción, el espacio aéreo europeo estuvo cerrado durante una semana, bloqueando a ocho millones de pasajeros.
El pasado jueves el volcán arrojó por segunda vez una nube de ceniza, situación que se tradujo en pérdidas de hasta 2.500 millones de euros hasta hoy. Las emisiones se han reducido desde el viernes, pero la nube contiene muchas partículas que pueden dañar a los aviones en vuelo, señaló el departamento español de Protección Civil.
Los vuelos fueron desviados sobre el norte de Groenlandia o sobre el sur de España para evitar la nube de 2.000 kilómetros que se extendía desde Islandia hasta el norte de España, precisó Eurocontrol, organismo aéreo que coordina tráfico aéreo.
Hasta que el volcán en el sur de Islandia cese sus emisiones, la clave para la aviación extranjera será la dirección de los vientos prevalecientes.
El coloso está ubicado dentro de un glaciar, y su actividad no ha dado muestras de cese. La última vez que hubo actividad de erupción fue de 1821 a 1823.
Hoy la nube estaba a 7.000 metros de altura y se dirige hacia el sureste. Desde el viernes está estable pero contiene muchas cenizas y partículas que no son tan finas como las de la primera erupción. Según la portavoz de Eurocontrol, ahora “caen más rápidamente y se desplazan menos.”
"Parece que la actividad explosiva ha disminuido un poco desde el viernes,” según Björn Oddsson, geólogo de la universidad de Islandia.
Los geofísicos islandeses esperan nuevas nubes de cenizas "considerables" para los próximos días.