El 2011 quedó marcado como el año con más protestas contra el Gobierno en las últimas cinco administraciones, señaló el último informe del programa Estado de la Nación.
Un descontento ciudadano como “nunca antes se ha visto” hizo que los costarricenses alzaran la voz en 632 ocasiones el año pasado, detalló Jorge Vargas Cullell, encargado del estudio anual.
El último registro con una cantidad mayor se dio en 1995, en el segundo año de la presidencia de José María Figueres, cuando se contabilizaron 755 protestas.
Con un ritmo de protestas que en promedio casi llega a dos diarias, en el 2011 los costarricenses fuimos testigos de movimientos que iban desde el reclamo de derechos indígenas hasta la paralización de más de 2.000 cirugías por reclamos del gremio de médicos anestesistas.
No hubo mes del año en que el enojo por algo no se hiciera sentir en el país, una situación que, a criterio de Vargas, también refleja que el tico perdió el miedo a tirarse a la calle, aunque sea de forma dispersa.
“Hay un nivel de protesta muy grande de los ciudadanos por todo. La gente aquí perdió el miedo a declarar, a movilizarse, a bloquear, es algo muy cotidiano. La gente, a pesar de que no reconozca liderazgos en la sociedad civil, sigue protestando, pero cada grupo está por lo suyo”, agregó Cullell.
Para el ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides, el tema de la movilización ciudadana “es sustancial al régimen democrático” y agregó que el Gobierno “ha procurado mantener el diálogo abierto y lo hemos logrado”.
El problema difuso. Para Vargas, la situación de la administración Chinchilla ha sido única porque los picos de protestas se han dado en momentos donde las fuerzas sociales se unen en contra de una situación particular, pero no ha habido un solo tema que haya sido un gran aglutinador, como sí hubo en administraciones anteriores.
Por ejemplo, durante la administración de Miguel Ángel Rodríguez, la discusión del llamado Combo ICE marcó las olas de protestas. Durante el gobierno de Abel Pacheco, el tema que incomodó a la población fue el monopolio de Riteve. Mientras, en el segundo mandato de Óscar Arias, el tema dominante fue el TLC con EE. UU.
Sin embargo, en el caso de la administración Chinchilla, no ha habido un tema predominante, sino que los distintos sectores han actuado por su propia cuenta.
“El hecho de haber tenido un pico difuso, que no tiene tema, a mi juicio denota que no solo el sistema de partidos está erosionado, sino también las expresiones de la sociedad civil”, explicó el analista.
Voceros de grupos de presión y de representación gremial aceptaron sus culpas, al tiempo que aplaudieron el hecho de que más costarricenses apuesten por la protesta como mecanismo para hacerse escuchar.
“Efectivamente, hay grandes problemas de articulación intersectorial porque la prevalencia de intereses corporativos, de gremios e incluso de exclusión social, obliga a respuestas coyunturales, a respuestas puntuales”, expresó el secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), Albino Vargas.
En tanto, para Amaral Sequeira, del Sindicato de Profesionales en Ciencias Médicas de la Caja Costarricense de Seguro Social, el problema de la falta de articulación se centra en el personalismo y la ambición de algunos dirigentes.
“Hay mucho personalismo, no hay una democracia política a nivel sindical que haya permitido hacer grupos solidarios que permitan articular luchas consensuadas”, apuntó Sequeira.
A pesar de la falta de articulación, el estudio del Estado de la Nación, reveló que lo cierto del caso es que en el país la actividad ciudadana y la protesta está en punto de ebullición y el 2011 así lo reflejó.