Hace unos días, en un programa radial , el presidente de programación de HBO, Michael Lombardo, se disculpó por la segunda temporada de True Detective . Convocó a una audiencia numerosa, recibió críticas respetables y atrajo a algunos nuevos seguidores. No obstante, no se compara con la primera.
Cuando la serie se estrenó, en el 2014, ascendió pronto al canon televisivo de los últimos tiempos. Con un guión truculento y fascinante, una realización impecable y actuaciones de antología, destacaba en un panorama cada vez más amplio y diverso de series.
Lo que a la primera True Detective le sobraba en vigor y estilo, a la segunda le complicó las cosas. ¿Por qué? Lombardo explicó: “La primera temporada de True Detective era algo que Nic Pizzolatto había estado pensando y gestando por un largo periodo. Es un escritor con mucha alma. Creo que lo que hicimos fue decir ‘Genial’. Me culpo por ello. Me convertí demasiado en ejecutivo de televisión en ese momento. Tuvimos un éxito enorme y me dije: ‘Me encantaría repetirlo el próximo año’”.
Pero sí, no es sorpresa: el arte toma tiempo. Tanto para HBO como para docenas de otras productoras, afrontar la inundación de series de altísima calidad ha implicado, en muchos momentos, sacrificios que a televidentes cada vez más sensibles pueden alejarlos para siempre de una serie querida (te estoy hablando, The Walking Dead ).
Dicho eso, mi mayor temor es la serie que Woody Allen estrenará con Amazon Prime. Nadie escribe comedia como él –por suerte, también–. Sin embargo, ya se ha quejado de lo difícil de adaptarse a la lógica de la televisión. Incluso, podría no salir del todo.
¿Deseos para el 2016? Que revivir a The X-Files no sea simplemente una movida comercial. En esta época de reciclaje perpetuo, nunca se sabe. Otro refrito, Fuller House , por otra parte, no podría inspirarme más pereza si quisiera; sin embargo, aún así, espero que no arruine para siempre una serie que conocí como Tres por Tres , el equivalente televisivo de la comfort food .
Del mismo modo, la nostalgia que alimenta a Vinyl (producida por Martin Scorsese y Mick Jagger, entre otros) podría descarrilar lo que, hasta ahora, es prometedor: en los años 70, un ejecutivo discográfico intenta revivir su sello. Bobby Cannavale debe probar su valía una vez más; junto a Olivia Wilde, promete chispas, pero ojalá que sea de las que uno quiere seguir viendo.
Otra serie con inmensa expectativa es Westworld , producida por J. J. Abrams y basada en una novela de Michael Crichton. El reparto: Anthony Hopkins, Ed Harris, Evan Rachel Wood, Thandie Newton. Si fallase, cuánto dolor.
Entre la lista de decepciones que no quiero vivir de nuevo está Game of Thrones , Orange is the New Black y Girls . Uno tiene mucha fe porque hay muchas series, pero entre mejor calidad encuentra en otras partes, más fácilmente se diluye el compromiso.