Para un ser humano contemporáneo no debe ser arriesgado imaginar a otro viajando dentro de un aparato en las profundidades del océano. Sin embargo, para cualquier persona que vivió a principios del Siglo XIX aquello era cuestión de morirse de risa... pero no para el francés Julio Verne.
Con la excusa de celebrar esa "visión profética", El Observatorio presentará mañana a las 6 p.m. dos de sus obras escritas llevadas a la pantalla grande: La Isla Misteriosa y 20.000 Leguas de Viaje Submarino.
En la primera de estas adaptaciones, varios reos escapan de prisión en un globo. Todo va bien hasta que un torbellino hace que su nave se desplome en una isla que parece desierta, lo cual les obliga a buscar todos los medios posibles para sobrevivir. Con el transcurrir del tiempo, los fugitivos se dan cuenta que no están totalmente solos en este misterioso lugar.
Esta obra fue descrita por el mismo Verne como una "novela química", en respuesta al mito del robinsonismo , que surgió con el recordado personaje, Robinson Crusoe, quien fue considerado como una oda al individualismo burgués y su ambición por dominar la naturaleza y al planeta entero. Este fenómeno nació como un mito burgués del Siglo XVIII y se considera a Daniel Defoe como el padre del mencionado movimiento.
Nemo y suNautilius
El excéntrico capitán Nemo viajará un total de 20.000 leguas en su submarino, el Nautilius para luchar contra una extraña y enorme ballena que, aparentemente, fue la causante de la misteriosa desaparición de unos barcos mientras navegaban en altamar. Con el transcurrir del relato, Nemo se dará cuenta que las cosas son diferentes a lo que el tenía en mente.
A muchas sorprende les sorprende la exactitud y visión con la que el escritor francés narra, en esta novela, los viajes que realizan en la actualidad los submarinos atómicos.
La película adaptada a la anterior historia se grabó en el año 1945 y está dirigida por Richard Fleiser, el mismo director que se encargó de llevar a la pantalla filmes clásicos como Los Vikingos o Barrabás .
Ya lo sabe. Si usted es aficionado a la imaginación del recordado Julio Verne, alístese temprano y váyase a El Observatorio.