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GDA/El Mercurio/Chile.- Antes de arrasar en la última entrega de los premios Óscar con Parasite, el cineasta surcoreano Bong Joon-ho ya había llamado la atención de Hollywood en 2013 con su filme Snowpiercer, el que a su vez era una adaptación de la novela gráfica francesa de 1982 Le Transperceneige.
Esa película, protagonizada por Chris Evans y hablada principalmente en inglés, se convirtió en el pie perfecto para desarrollar una serie de televisión. Esa versión llegó a Latinoamérica finalmente este lunes, distribuida por Netflix, con un nuevo episodio todos los lunes. Originalmente es una producción de TNT, que la estrenó en Estados Unidos el pasado 17 de mayo.
Esta Snowpiercer parte de la misma premisa que la novela y la película: tras un fallido experimento para combatir el cambio climático que termina congelando la Tierra, los sobrevivientes de la humanidad habitan todos en un tren que da vueltas constantemente al planeta, con un estricto sistema de clases en el que los más privilegiados ocupan los primeros vagones, mientras los más pobres viven hacinados en la cola de la máquina.
Sin embargo, la apuesta televisiva propone una trama diferente a la del filme, que trataba sobre una revolución de los marginados. Aquí, Melanie Cavill (Jennifer Connelly), la autoritaria líder de la comunidad, recurre a Andre Layton (Daveed Diggs), un expolicía convertido en drogadicto y prisionero, para que la ayude a resolver un crimen cometido en el tren. De todas maneras, se mantiene el comentario social de la historia original.
Llevar a Snowpiercer a la pantalla chica no fue fácil. La serie fue desarrollada por Graeme Manson (Orphan Black), quien reemplazó a Josh Friedman. Este último fue sacado del proyecto por TNT, según él porque se dieron cuenta de que no obedecería todas las instrucciones del canal, lo que a su vez llevó a Scott Derrickson (Doctor Strange), quien dirigió el primer episodio, a negarse a volver. Los dramas tras las cámaras retrasaron en tres años la producción, que originalmente había sido ordenada en 2015.
