En su primer año fue el megaestreno de Warner Channel. Para la segunda temporada la cambiaron a un horario terrible. En su tercer año la mandaron a un canal de nicho. Las cosas no pintan bien para The Following .
No se trata de desearle el mal a Kevin Bacon, pero todas las señales indican que su paso por la televisión semanal no tiene un futuro asegurado... quizá hasta se extendió más de la cuenta. Claro, todo esto podría cambiar si la trama sobre asesinos fanáticos se encarrila en su tercera temporada, que se estrena esta semana en Space, canal que viene a ser una especie de hermano menor (y más atrevido) del Warner.
¿Cómo un programa que empezó tan bien pudo perder el rumbo un año después? Lo anterior no es solo una opinión personal, sino un reflejo de la audiencia estadounidense, la cual empezó a abandonar a The Following en el 2014, a medida que la historia perdía su interés inicial.
Para este tercer año los antagonistas se mantienen: Ryan Hardy (Bacon), un atormentado agente retirado del FBI, y el carismático asesino Joe Carroll (James Purefoy). Hardy ha sido el único capaz de atrapar a Carroll –varias veces–, pagando un altísimo costo personal. Y Joe, como buen psicópata, vive con la obsesión de destruir, del modo más humillante, a su adversario.
Alrededor de ambos personajes se mueve una red de aliados, siendo los más “entusiastas” aquellos que siguen e imitan a Carroll: un culto de desalmados que se pasa por las armas a quien sea con tal de cumplir los deseos de su mesiánico líder (las comparaciones con Charles Manson, Jim Jones y David Koresh no son gratuitas).
Desde un inicio la serie sorprendió por su alto grado de violencia gráfica, lo que la acercó más a género del terror que al drama policial. Aún así, la trama perdió fuelle el año pasado, por lo que incluso se cuestionó que volviese para este 2015.
Sin embargo, contra los pronósticos, The Following está de vuelta.