Una mujer de grandes ojos negros y cabello oscuro, vestida en paños menores, observa a la cámara. Está de pie, en el centro de una habitación, solitaria.
Tiene la mirada perdida; sus rizos le caen sobre los hombros desnudos como una catarata oscura. Atado a sus piernas, sus brazos, su abdomen y su pecho, la mujer lleva un arsenal. Pistolas de todo tamaño, forma y calibre cubren su piel. En off , la voz de la mujer dice: “Me llamo Sira Quiroga y soy costurera”.
De inmediato, la escena cambia.
La mujer, envuelta en una túnica blanca, ahora corre por las callejuelas oscuras de una ciudad de pinta marroquí. Da la impresión de que alguien la persigue, aunque los callejones están vacíos. Cuando Sira llega a una pequeña fuente en algún rincón perdido de aquella ciudad, finalmente una voz masculina le exige que se detenga.
De nuevo, las palabras en off de la mujer culminan la escena: “Nunca imaginé que mi destino sería jugarme la vida cruzando la ciudad de un país extranjero”, dice, “con un traje de pistolas sobre mi piel”.
Ante la orden que le exige detenerse, la mujer se voltea lentamente. Una abertura entre los pliegues de la túnica permiten perderse, de nuevo, en la profunda oscuridad de sus ojos.
La pantalla funde a negro y un título en grandes letras blancas aparece. Apenas se han sucedido 22 segundos del avance de El tiempo entre costuras , miniserie española de Antena 3.
Son suficientes, sin embargo, para saber que, entre pliegues y puntadas, Sira Quiroga esconde muchas historias debajo de la ropa.
Éxito ibérico. El 21 de octubre del 2013 sucedió algo especial en España.
A las 10:30 de la noche de aquel lunes, más de cinco millones de personas sintonizaron el canal privado Antena 3. En la pantalla, vieron el primero de loscapítulos que cuentan la historia de Sira Quiroga, la costurera fugitiva.
Aquella cifra millonaria se convirtió en leyenda: en doce años, Antena 3 no había tenido un estreno con mayor audiencia.
Esa fue la primera piedra de la iglesia de El tiempo entre costuras , que se mantuvo firme y en pie durante poco más de dos meses, hasta la conclusión de la serie en enero del 2014.
Los medios españoles, hasta la fecha, siguen hablando de revolución: nunca se había visto una producción hecha en aquel país que arriesgara tanto, que apuntara tan alto y que lo consiguiera con tan buenos resultados.
Los costos de producción de cada episodio sobrepasaban el medio millón de euros —es decir, ¡más de trescientos millones de colones!—, lo que le colocaba más cerca de la inversión de una película que de una serie destinada a la pantalla chica.
Adriana Ugarte, intérprete de Sira Quiroga, protagonista de la historia, ya considerada una actriz de respetada trayectoria, se convirtió en una estrella.
Icon , la revista de estilo de vida para hombres del diario español El País , le llamó el personaje más importante que ha pasado por la pantalla española en más de una década.
“Adriana Ugarte es Sira Quiroga y Sira Quiroga es Adriana Ugarte: la actriz se ha convertido, desde ya, en historia de la televisión”, escribió el periodista Rubérn Romero Santos en una entrevista con la actriz, de treinta años.
No son poca cosa ni la afirmación ni el reto que enfrentó Ugarte. Después de todo, no puede ser sencillo darle vida y voz a un personaje con el que ya millones de personas estaban familiarizadas.
El tiempo entre páginas. Antes de ser una serie televisiva, El tiempo entre costuras estuvo formado por palabras.
En el 2009, María Dueñas publicó una novela en la que relataba la historia de una joven modista madrileña —Sira Quiroga, ¿quién más?— quien abandona su país justo antes de que estallase la guerra civil.
A Sira el destino le tenía reservada una seguidilla de sorpresas: abandonó su país apenas meses antes del golpe de Estado, la guerra civil y la instauración del franquismo en España; viajaba con Ramiro, un hombre del que se enamoró sin restricciones lógicas o temporales: apenas lo conoce pero, por él, abandona su hogar, a su madre y a su novio.
Juntos, cruzan el Estrecho de Gibraltar y se asientan en Tánger, en el extremo norte de Marruecos.
Al principio, el romance florece y la vida es un verano idílico como fantasía adolescente.
Sin embargo, la súbita desaparición de Ramiro cambia todo para siempre. La vida de Sira es sometida a un giro violento y sus circunstancias se transforman de la noche a la mañana.
Sola y desamparada, Sira debe trasladarse a Tetuán, por entonces capital del Protectorado español de Marruecos. Allí, deberá ganarse la vida con las más peligrosas armas a su disposición: sus manos, su aguja, su hilo, su puntada.
En Tetuán, Sira funda un taller de alta costura que le traerá tantos problemas como revelaciones: por allí desfilarán toda suerte de personajes vitales en la historia del siglo XX en Europa en general y España en particular.
La joven costurera se convertirá, casi sin percatarse y obligada por sus circunstancias, en pieza clave en la lucha contra el fascismo europeo, desde el gobierno dictatorial de Franco en su natal España, hasta el partido Nazi en Alemania.
Lo dicho, pues: a Sira Quiroga el destino le esperaba con armas tomadas, asegurándole que no pasase un momento de calma en su paso por Marruecos y su camino de vuelta a España.
A María Dueñas, en cambio, el futuro le aguardaba con éxito y fama.
Hasta el 2009, Dueñas era nada más que una profesora de Lengua y Literatura en la Universidad de Murcia, dueña de un doctorado en Filología Inglesa.
Luego de publicar El tiempo entre costuras , obra que significó su debut literario, la vida de Dueñas también se transformó casi tanto como la de su personaje protagonista.
Pronto, la novela se convirtió en un gran éxito de ventas.
El delicado balance entre romance, novela histórica y espionaje tomó a España por sorpresa; casi de inmediato, la historia de Sira echó alas: hasta ahora, la obra de Dueñas ha sido traducida a 25 idiomas distintos.
En el 2012, fue la novela más leída en España, lo que coronó a María Dueñas como una de las voces más populares e importantes de la literatura ibérica reciente.
Sus triunfos comerciales no llegaron solos: la crítica se abrazó al bestseller y no lo soltó. El beneplácito ha sido generalizado por parte de lectores y especialistas, quienes han publicado comentarios generosos en multitud de medios de comunicación.
Para rematar, en el 2011 Dueñas recibió el Premio de Cultura, otorgado por el gobierno de España, en la categoría de Literatura.
En mayo del 2010, la escritora vendió a Antena 3 los derechos para realizar una adaptación televisiva de la novela. El resultado es la miniserie que apenas unos años más tarde embrujó a la península.
A partir del 5 de febrero, El tiempo entre costuras no será más privilegio de telespectadores españoles. A partir de ese día, el canal Films&Arts mostrará los 17 episodios de la serie todos los jueves; los sábados los repetirá para dicha de los distraídos y los ocupados.Además, la serie está ya disponible, en su totalidad, en Netflix.
Una mujer de grandes ojos negros y cabello oscuro, vestida en paños menores y cubierta de armas, observa a la cámara. Sola en su habitación, oculta en su mística la historia que se esconde entre la piel y la tela. “Me llamo Sira Quiroga y soy costurera”, se le escucha decir.