La edición especial de Telenoticias del viernes fue la última para Pilar Cisneros; sin embargo, fue una muestra más de que en este país no tenemos protocolos ni etiqueta en la televisión nacional, sino un puñado de ocurrencias.
¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Qué señales da nuestra televisión con lo visto? Es un día muy difícil, dijo Marcelo Castro. Pero, ¿acaso un medio tiene que sacar a flote el sentimentalismo frente a cámaras? Probablemente no. ¿Por qué cargar el noticiero de momentos duros de llevar? No puede haber un objetivo de comunicación en esto, sino más bien una nostalgia.
Con un poema audiovisual musicalizado erróneamente con Nothing Else Matters , de Apocalyptica, sensibilizaron a Pilar de modo tal que su semblante no cambió durante el noticiero. Ese vistazo por su carrera echó las cartas, aunque ella misma dijo que no quería ni sabía qué se iniciaba de ese modo. Pilar llegó a llorar.
Cada uno de los periodistas luego de su aporte, se despedía. Édgar Silva en enlace, desde San Ramón, le dedicó unas palabras, así como la gente de Deportes no esperó al final apoyando esa sensibilización con mensajes de despedida de directores técnicos.
A las 1:12 p.m. se terminó el noticiero de manera adelantada; era la premisa de que unos 20 minutos habían sido reservados para el acto.
La parte más relevante fue sin duda el discurso de Pilar. Un mensaje de verdad válido, inspirador. Tal vez, más allá de la ocasión, pero el contenido político nunca está demás; siempre ha sido una práctica usual en ella y no había razón para perder el estilo. Tomó compostura al dar su discurso, se vio nuevamente en esa faceta que la gente espera de ella. Hizo lo que le queda mejor: el uso de la palabra, con forma pero, más importante aún, con fondo, llamando a los costarricenses a vigilar lo propio y no agachar la cabeza.
“Yo no sé cómo va a hacer Costa Rica sin Pilar”, dijeron en una intervención; yo mismo me pregunté eso durante varias semanas. Existirán comunicadores, nuevas generaciones que llenen los espacios, pero, en lo inmediato, va a hacer falta esa vocación inquisitiva; sobre todo en una plataforma tan pública como lo son las noticias del mediodía.
Lo que vino después, el mariachi, los abrazos... Todo podía estar detrás de cámara en un ejercicio privado, que es el ámbito al cual corresponden estos eventos. Nadie merece salir de su trabajo sin una despedida modesta u opulenta, pero como productores es importante entender que un sonoro y largo aplauso luego de su inspirador discurso era lo que ameritaba, no la larga fila de desconocidos que desfiló por el set para abrazar a Pilar y darle un ramo de flores.
Una pequeña pieza audiovisual al final tampoco era inoportuna; sin embargo, parece que los recursos del canal sirvieron ese día para crear pequeños “video regalos” para Pilar.
En Costa Rica, no tenemos protocolos para nada; somos informales y espontáneos, tanto así que los medios padecen esto por igual. No hay estilo y cualquier ingeniosidad es meritoria de ser mediatizada. La despedida era justa, pero posiblemente muchos de los elementos vistos en la edición salen sobrando en el ámbito público.
Un desfile de anónimos, experiodistas del canal, Movimiento Diversidad, Club de Leones y frijoleros, corresponsales y hasta los Bomberos; todos le dijeron adiós a Pilar al aire.
Esos eventos dan la idea de que posiblemente la edición de ayer fue construida para servir de soporte al acto de despedida de Pilar Cisneros, y no pensando en la agenda.
Lo malo: perdimos a Pilar de nuestro mediodía, pero, además, perdimos 20 minutos del contenido usual por el cual establezco un contrato con Telenoticias : la información.