Ante la innumerable cantidad de contenido que es posible encontrarse en Netflix, cada vez se vuelve más complicado para el usuario dar con producciones de enorme calidad, debido a la casi nula promoción que se le da antes de su estreno. Sin embargo, en esta oportunidad sí aplica que no hay mejor publicidad que la que se hace boca a boca.
Ese ha sido el caso de Black Earth Rising, una miniserie de ocho episodios producida por la plataforma streaming y la cadena BBC, que se estrenó el pasado viernes 25 de enero, y que desde entonces se ha ganado todo tipo de elogios por parte de la crítica especializada, volviéndola más popular entre los amantes de los thrillers que los mantienen al borde de las emociones.
“Es un thriller tenso con temas importantes, un reparto excelente y una trama sustanciosa y relevante (...). Lo que hace que sea brillante es cómo maneja las cuestiones complicadas”, reseñó la crítica Susannah Butter, del London Evening Standard. A esta se suma también la realizada por Tim Goodman, de The Hollywood Reporter: “Muy pocos están a la altura de Blick (Hugo Blick, autor) a la hora de tratar temas extraordinariamente complejos y menos todavía pueden igualar su excelencia en el producto final”.
Decidir cuál es la primera de las cualidades que hacen de Black Earth Rising una serie que exige ser vista, resulta un tanto complicado. Quizás, podríamos comenzar por el hecho del reparto de lujo que le da vida a los personajes principales: John Goodman, como Michael Ennis; Michaela Coel, quien interpreta a Kate Ashby y, finalmente, Harriet Walter es Eve Ashby.
Estos tres actores interpretan una historia dirigida por Blick, reconocido por sus trabajos en The Honourable Woman y The Shadow Line, y que se centra en Kate Ashby, quien fue una niña rescatada durante el genocidio ocurrido en Ruanda por Eve Ashby, una reconocida fiscal británica en derecho penal internacional.
Criada desde entonces en la ciudad de Gran Bretaña, ya a sus 20 años se ha convertido en una especializada investigadora legal en las cámaras de derecho de Michael Ennis. Es desde esta oficina, y cuando por cuestiones de su labor, llega hasta ella la designación de dar con los autores de crímenes de guerra, lo que innegablemente la llevará a enfrentarse con su pasado cara a cara.
A lo largo de los ocho episodios que forman parte de esta miniserie, se ve cómo el enfrentamiento y el distanciamiento entre esta madre e hija se va agravando, esto a medida de que las investigaciones las llevan a sentirse en un completo laberinto al tener que ejecutar una serie de enjuiciamientos de varios crímenes de guerra internacionales.
La tensión que genera las evidencias que salen a la luz pública, a medida de que Kate da con la pista de los principales autores de estos genocidios, se convierte en el detonante de la agitación personal, legal y política en la relación de Occidente con la África contemporánea.
Hacer de algo ficticio, una historia que provocara el cuestionamiento del público si se tratara de algo real, fue el principal reto a vencer, tanto por Blick como por el elenco. Según el director, resultó vital conocer de primera mano los traumas que vivieron cada una de las personas que estuvieron involucrados con este momento histórico, que generó secuelas individuales y grupales.
“Fui al Congo, fui a Ruanda y fui a la Corte Penal Internacional. Viajé para sentir el ambiente, hablar con la gente y tener una idea de las historias reales que rodean esta ficción que es tan necesaria. Me llevó seis largos meses de investigación. No tenía un destino en mente, estaba muy interesado en explorar las consecuencias y el legado del trauma de quienes vivieron esto", declaró Blick a Variety, quien escribió, dirigió, produjo y hasta tuvo un pequeño papel en la serie.
Con él coincide la actriz Michaela Coel, quien confesó que cuando tuvo la oportunidad de leer toda la historia de la serie quedó enganchada por completo, especialmente porque se identificaba con su personaje como Kate, ya que sabía lo que se sentía criarse en un país que no era el de sus padres. A esto se sumó también su particular interés detrás de los genocidios y la ley internacional.
“Me di cuenta de que cuanto más intentaba leer, más complicado se volvía todo y más complicada la ley, así que me conecté con Kate. Me conecté con su vida personal, su represión, su represión accidental y el encontrar temas comunes en mi propia vida, siendo educada en Occidente con padres que no nacieron aquí. Esa fue mi investigación. Y en la historia, solo en las relaciones entre las personas.”, explicó Coel en una entrevista con la BBC.
Por su parte, John Goodman considera que su rol en la historia, que cuenta con un 78% de aprobación en el sitio especializado Rotten Tomatoes, es el que más aporta en la parte emocional del relato, pues se trata de un hombre que además de lidiar con estos delitos, se siente realmente desconectado, solo y desanimado ante el mundo. Es entonces cuando buscará un motivo para encontrar la pasión que tuvo en un inicio.
“Él hace lo que puede y creo que eso también lo rejuvenece y lo trae de vuelta al mundo. Creo que es un hombre muy solitario. Se automedica por las noches, ya que padece de cáncer y su hija se encuentra en estado de coma. Realmente Michael está tratando de continuar, esto a pesar de la desesperación y de la depresión por la que está atravesando. Pero él necesita conectarse”, afirmó el actor en una entrevista con la cadena televisiva de Londres.
Black Earth Rising, que se estrenó el año pasado en Londres, podría ser considerada como uno de los mejores tesoros escondidos en Netflix, gracias a la sensibilidad con la que aborda un tema tan serio como lo es el genocidio, generando un entrañable vínculo con el público.
¿Dónde verla?
Plataforma: Netflix
Episodios: 8
Reparto: John Goodman, Michaela Coel, Harriet Walter, Hugo Blick