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Para algunos vaqueros de asfalto, las carreteras son más que una forma de ganarse la vida: son su sitio de caza favorito, en el que ejecutan sus fechorías. Investigation Discovery recopiló los casos de 25 excamioneros de largas distancias en Estados Unidos que cumplen condena en el sistema penitenciario de ese país, tras haberse convertido en verdaderos depredadores y haber causado muerte y desolación a lo largo de la ruta.
Así, ID se adentra en el peligroso submundo de una industria que sigue siendo muy importante para el comercio en la actualidad y que, como todos los gremios, integra a personas muy honorables en sus filas, pero también ha reclutado a unos cuantos delincuentes que han aprovechado las oscuras calles y las horas a las que se desplazan para dar rienda suelta a sus oscuros instintos.
Henry Schleiff , Presidente de Investigation Discovery, aseguró a la prensa con motivo del estreno de este nuevo show : “esperamos que este especial sirva como un recordatorio de que, si bien no todos los camioneros se encuentran en la autopista al infierno, nuestros caminos sí que están abiertos tanto para el bien como para el mal”.
La cadena insiste en que la mayoría de la industria del transporte se rige por medidas cuidadosas y códigos de ética y seguridad, pero la naturaleza transitoria y solitaria de su faena puede ser caldo de cultivo para mentes retorcidas.
Son esos cuyo estilo de vida anónima les permite dar rienda suelta a sus demonios encerrados durante 11 horas al volante, como el sádico que convirtió el camarote de su camión en una cámara de tortura: mantenía a sus víctimas encadenadas durante semanas hasta finalmente matarlas y lanzar sus cuerpos, como si fueran despojos, en la carretera.
Sin embargo, no todos estos diabólicos camioneros usaron sus vehículos para cometer sus crímenes.
Un jovial conductor que durante el día manejaba un vistoso tráiler, por las noches lo dejaba en el parqueadero y se iba vestido de negro, cubierto con una máscara y armado con un cuchillo para atacar vecinos de barrios residenciales cercanos al estacionamiento.
Entre los casos específicos reseñados por esta serie documental está el de John Robert Williams, quien ya había sido condenado por cometer un asesinato violento en Mississippi cuando un segmento del programa Los más buscados lo ubicó en los escenarios de varios crímenes sin esclarecer, ocurridos durante varios años en las carreteras del sur.
O el de Robert Ben Rhoades, un camionero de 40 años que fue arrestado por pura casualidad, cuando un oficial de tránsito lo detuvo en una revisión de rutina y descubrió a una mujer atada y amordazada en la cama de su camión.
Con toda serenidad, Rhoades aseguró que se trataba de sexo consensual, pero una vez en la mira de la policía se descubrieron más y más horrores, que incluian kits de torturas y hasta rollos de película con fotos de una hermosa joven mientras era masacrada.
Los casos se suceden, y abundan en asombro. Como el de Wayne Adam Ford, y exmarine de 36 años que, tras un amargo divorcio, se dedicó a airear su espíritu a bordo de un camión. Nadie sospechó nunca de él hasta que se entregó por su cuenta, no sin antes confesar que se había convertido en un asesino en serie una vez que estuvo a bordo de su flamante Ford y, para probarlo, llegó a la agencia policial con la mano, aún sangrante, de una de sus víctimas más recientes.
