Durante el segundo día de Grito Latino, Residente puso al público costarricense a declarar, más que a corear, cada una de sus letras. Manos arriba y con total decisión, los asistentes cantaron y saltaron eufóricos y convencidos de lo que salía de sus bocas.
Según dijo, este es su último concierto por este año, por ello quiso dar todo lo que pudo a su devoto público. Por aproximadamente hora y media, Residente complació con sus canciones como solista y con otras de las que lo popularizaron cuando estuvo con Calle 13. La gran mayoría de temas estuvieron repletos de mensajes explícitos y críticos; cuando no cantaba, él dirigía otras reflexiones al público que siempre respondió en positivo al “líder” que tenían enfrente.
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El tema de los migrantes, uno que está latente en el mundo, fue uno de los que tocó Residente.
“Esto no ocurre solo en Estados Unidos, sino en Europa y Latinoamérica. La gente no entiende que hay familias que necesitan trasladarse a otros lugares para buscar nuevas oportunidades y para tener trabajo”, dijo.
Mientras algunas voces del público gritaban: “fuera xenófobos”. De inmediato empezó a sonar Pal Norte. Él siempre enfatiza en que en este mundo “todos somos residentes”.
Igualdad en la sangre
Toda la presentación estuvo repleta de energía. Residente y sus bailes en los que conecta las letras con los movimientos de su cuerpo, contagiaron a todos. La euforia era tan evidente como el sudor que traspasaba su camisa y también, los atuendos del público.
En una de sus intervenciones, reforzó su discurso en el que dice que su trabajo lo hace por amor, “no por dinero”. Esa fue la introducción para el tema ADN, del disco Residente, una producción que tuvo múltiples detractores porque le decían que hacerlo “era un mal plan”.
ADN nació a partir de un examen de sangre que se hizo para conocer sus orígenes, con el resultado decidió viajar por el mundo y llegó a África, su inspiración lo hizo colaborar por bastante tiempo en una tribu al norte de Ghana. Dice que esa experiencia le sirvió como terapia, pues vio cómo los aldeanos vivían felices con lo que tenían. Residente cuenta que para este ejercicio empezó de cero, dejando de lado bienes materiales.
Sus comentarios, mensajes y reflexiones hacían gritar al público, que no se detenía en ovaciones. Unos aplaudían, mientras que otros conservaban el momento en sus celulares.
Atrevete, Cumbia de los aburridos y Desencuentro fueron otros de los temas que los asistentes cantaron y bailaron por igual.
Cuando Residente cantó No hay nadie como tú, una sorpresa saltó al escenario: Rubén Albarrán, de Café Tacvba le acompañó a cantar y a bailar. El tema es de Calle 13 y cuenta con la colaboración de Café Tacvba, grupo mexicano que estaba por presentarse en Grito Latino. Una vez más, el público se emocionó.
El boricua se había presentado en Costa Rica hace un año, esta vez y fiel a su estilo de decir lo que siente sin preocuparse por lo que otros piensen, Residente reafirmó por qué su público le sigue y venera: sus letras siempre son consecuentes con su discurso. Antes de terminar su participación en el festival, realizado en Parque Viva, Residente puso a todos a saltar y después les pidió que se abrazaran, aun sin conocerse, pues “todos somos hermanos”.