San José (Redacción). El pianista Bebo Valdés, virtuoso de los ritmos cubanos y precursor del jazz latino, deja a su muerte una historia condensada en discos. Cuatro pianistas costarricenses repasan las claves y descubrimientos de su extensa discografía.
El ministro de Cultura y pianista Manuel Obregón conversó sobre Bebo y su hijo, Chucho , con el director español Fernando Trueba durante el último Festival de Cine Paz con la Tierra. “Lo describía como una persona de gran calidad humana y artística, con sencillez y siempre a la altura de las circunstancias, como para el disco que ambos grabaron con Diego ‘El Cigala’ , ‘Lágrimas negras’”.
Valdés trabajó en la banda sonora de “ Chico y Rita ”, la película animada de Trueba y Javier Mariscal que fue nominada a los premios Óscar en el 2012. “Representa una etapa importantísima de la música cubana con su patrimonio histórico — que pasó a sus hijos —. Lamento mucho esta pérdida, pero considero que nos deja una herencia de música cubana a varias generaciones de pianistas”, declara Obregón.
“Es una gran pérdida, pero fuimos afortunados de que vivió una vida larga y prolífica”, expresó el pianista y profesor de la Escuela de Artes Musicales Manuel Matarrita. “Lo que más lo distinguía, aparte de como abordaba la música cubana, era su sonido particular como el que muchos pianistas clásicos desean encontrar. Era un sonido terso, cristalino...”, describe.
Matarrita apunta a un disco fundamental para evaluar la diversidad de conocimiento y aportes de Valdés: la antología de música cubana tradicional y popular titulada “Bebo”, editada en el 2005, y en la que interpretó composiciones de Ernesto Lecuona, Ignacio Cervantes y otros músicos cubanos.
El pianista de Swing en 4, Luis Monge, también destaca esa grabación del catálogo del artista. “Representa una de esas generaciones que dio el salto de una técnica muy básica de pianistas de repertorios populares a una técnica más desarrollada y cultivada”, expresó Monge.
“Rompió los clichés sobre cómo se puede hacer un aporte importante al piano desde América y, especialmente, de América Latina, que ha costado colocar en escenarios de concierto”, recalcó. Para Monge, entre sus cualidades se contaban también el manejo técnico del instrumento y su habilidad de improvisación, así como su matrimonio de ritmos populares y la academia.
“Fue una figura de transición entre la academia latinoamericana, que no trascendían por la escasa formación a ser un pianista importante sin necesidad de una educación completa y académica”, concluyó Monge.
El músico Alberto Zúñiga mencionó las grabaciones que realizó Bebo de la música vernácula cubana de fines del siglo XIX y principios del XX, la cual influyó en los ritmos de México, Colombia y Venezuela, entre otros países. “A pesar de estar fuera tanto tiempo, mantuvo siempre su esencia cubana, algo común entre los músicos de Cuba”, señala Zúñiga.
El costarricense recordó el trabajo de Bebo como arreglista y director de la orquesta del bolerista chileno Lucho Gatica, a quien acompañó cuando residía en México. “Hacía jazz pero tenía una amplia cultura clásica”, describe el músico. Como acercamiento a la obra del cubano, recomienda la película “ El milagro de Candeal ”, filmada por Fernando Trueba. En el filme, Trueba documentó el viaje de Valdés a la ciudad brasileña de Candeal y sus conversaciones sobre el arte y la música popular con Carlinhos Brown.