
El trovador mexicano Alejandro Filio regresó para abrirle su corazón a los ticos. Prometió cantar esta noche, en el Teatro Melico Salazar, esos temas que tanto gustan, pero, también, ofrecerá un adelanto de su próximo disco
El autor de
Filio también habló de aquellos detalles que ayudan al hombre a ser feliz, según su experiencia. A continuación parte de esa entrevista con el cantor.
Partimos de las canciones que la gente ya hizo suyas, las que son la banda sonora de sus historias de amor y de desamor. Hacemos también canciones del disco más reciente, que se llama
Es un disco dedicado a Ernesto
“Después hacemos una propuesta de lo más novedoso, que es del nuevo disco y se llama
Llegarán chicos de 16 años que escucharán
Principalmente, el momento de vida. Creo que es esta búsqueda de mí mismo, que ha sido tan difícil, porque ha tomado tantas facetas, como la de artista; el artista ha sido el invento de Alejandro Gómez (nombre real de Filio). Por ejemplo, traerá una canción para mi madre, que murió en el 2001, en la que hablo cosas que nunca hablé con ella.
Es un disco que hace una propuesta contra la forma en que Felipe Calderón (presidente de México) ha tratado de desarmar un crimen organizado, de las vidas que ha costado, y la incógnita de si ¿vale la pena tanta muerte por un crimen que no va a dejar de existir?
Creo que sigue la misma línea de la búsqueda del cantautor, esa búsqueda que tenemos cotidianamente (...). A los 50 años de edad estoy tratando de encontrar el equilibrio entre el artista y el hombre, algo que muy pocos logran y muchos tratamos de seguir haciendo.
¿Entonces será un disco muy familiar?
Ya hable (de su familia) en
Me refiero al encuentro pacífico conmigo mismo. La materia del trovador es muy extraña, incluye una forma tozuda de ser, rebelde; al mismo tiempo una forma amorosa, sincera, congruente y fiel. Todo esto compone al trovador, pero en este momento busco un encuentro más real o equilibrado, busco ese momento de paz entre artista y el hombre, que nunca se ha logrado conciliar.
En mí caso específico, por supuesto; habrán hedonistas, gente que dedican su vida a la carrera, a divertirse y a entregarse a ella. En mi caso, hay una voz por dentro que me dice que soy más padre de familia que trovador.
A los 14 años me propuse dignificar la canción mexicana, digo dignificar porque estábamos invadidos por españoles, argentinos. Nuestra música verdadera solo se encasillaba en la vernácula o ranchera, pero, qué pasaba con todo eso que sentíamos nosotros; como lo sintieron los (cantautores) argentinos, españoles y cubanos, esta canción tenía que existir y tenía que tener un sitio.
“Creo que a los 50 años y 34 años de carrera, logré lo que me proponía: los jóvenes que quieren ser trovadores tienen una rama donde posarse para levantar vuelo”.
Mis próximos 50 años son para hablar de cosas interesantes, desde una perspectiva más madura.
Por supuesto que sí (...). Somos cronistas de lo que sucede, eso es la trova, la trova habla de verdades.
Creo que lo más importante es la paz con uno mismo y con los demás, vivir en paz es vivir en armonía, es la forma en que se pueden ver ciertos destellos de lo que se denomina felicidad.