
Tres influencers latinoamericanos fueron asesinados en hechos separados durante esta semana. El martes 13 de mayo, la Fiscalía del Estado de Jalisco, en México, abrió una investigación por el homicidio de Valeria Márquez, de 23 años, quien presuntamente realizaba una transmisión en vivo cuando un sujeto le disparó dentro de su salón de belleza en Zapopan.
Dos días después, el jueves 15 de mayo, el influencer José Carlos González Herrera, conocido como El Fénix, fue interceptado por varios sujetos armados, quienes le dispararon en varias ocasiones, dejándolo muerto en una calle de Acapulco, según reportó la revista People. Ese mismo día, en Colombia, la modelo y creadora de contenido María José Estupiñán, de 22 años, fue asesinada al atender un llamado a la puerta de su casa.
En este contexto, el sociólogo y doctor en criminología Fernando Araujo se refirió a este tipo de delitos, en una entrevista con el medio El Heraldo de México. Araujo advirtió que el crimen organizado ha comenzado a ocupar también los espacios digitales.
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“Estas situaciones han estado presentes en los últimos años, especialmente después de la pandemia”, afirmó el especialista.
Según Araujo, la dinámica de hiperconectividad de la sociedad ha vinculado a muchas personas con estas estrategias de socialización. En ese sentido, los grupos delictivos también operan o se aprovechan de estos espacios para realizar sus dinámicas delictivas.

Araujo señaló que muchos de los influencers asesinados (no solo esta semana, sino también en tiempos pasados) tenían videos donde hacían apología del delito o mostraban estilos de vida muy ostentosos. “Eso nos permite tener un panorama de lo que está pasando”, dijo.
Consultado sobre posibles medidas, afirmó que es difícil establecer bases jurídicas para este tipo de situaciones, ya que existe un vacío legal en torno al contenido que generan los influencers. Además, se producen miles de videos al mes y resulta complicado darles seguimiento.
Ante este panorama, el especialista apeló a un enfoque cultural, familiar y educativo para enviar mensajes correctos a la niñez y a la juventud.
“La delincuencia organizada encuentra muy fácil atrapar estos espacios”, comentó Araujo. En Sinaloa, por ejemplo, lanzaron desde una avioneta papeletas con advertencias de muerte para algunos influencers, y han cumplido con esos objetivos.
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El académico también señaló que la impunidad se combate con participación social. “La sociedad debe involucrarse. No hay que dejarle todo a las autoridades”, afirmó. Recordó que Valeria, por ejemplo, expresó en un video que se sentía insegura.
Agregó que este tipo de influencers crean una alegoría basada en carros de lujo, viajes, estéticas específicas, cuerpos definidos y pieles blancas. Esa imagen genera un ejercicio aspiracional que invita a la niñez y la juventud a querer ser como ellos.
Finalmente, manifestó que este es un fenómeno global. En países como Ecuador o Japón, bajo otras circunstancias de violencia, también se han cometido asesinatos de creadores de contenido.
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