Faltaban solo cinco minutos para que cerraran las inscripciones al Desfile de las Rosas y el video con el que la banda de Acosta aplicaría aún se estaba subiendo a la página web. Anthony Oviedo sabía la responsabilidad tan grande que tenía en sus manos, era un sueño para ese ensamble estar en Pasadena.
Cuando apenas quedaban 60 segundos, en la pantalla del monitor del joven apareció la frase “su video de aceptación se ha enviado correctamente”, entonces respiró con tranquilidad.
Lo que vino después ya es bien sabido: la agrupación fue seleccionada por la organización del evento y finalmente el pasado 1° de enero de este 2019 desfiló en Pasadena, representando con orgullo, talento y carisma a Costa Rica.
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Pero detrás de ese gran espectáculo que ofreció la Banda Municipal de Acosta en suelo norteamericano, hubo un gran trabajo de preparación y una estrategia que se comenzó a fraguar desde muchos meses atrás, en la que Anthony es uno de los protagonistas.
Si hay alguien que sabe de bandas en Costa Rica, es él. Anthony es el encargado de Marching Arts en el país, una plataforma que desde hace aproximadamente ocho años ha trabajado con las bandas costarricenses, puliendo a los directores, bailarines y músicos en el género marching band.
Es decir, ellos, de una forma silenciosa, se convirtieron en el éxito detrás de las bandas costarricenses desde que asumieron el reto de profesionalizar a estas agrupaciones por medio capacitaciones y talleres prácticos y teóricos. Además se han encargado de que a este tipo de ensambles se les abran las puertas en el extranjero, cada vez con más frecuencia.
“Hemos venido a ayudar y a posicionar a las bandas para que ahora las vuelvan a ver diferente; que sepan que ya no son solo la bandita del pueblo que está en el festival (de la luz). Básicamente lo que les enseñamos a los directores es que su banda es una marca y que se puede vender”, dijo Oviedo.
El chip que el proyecto ha insertado en las bandas ha sido tal que ahora los directores buscan eventos mucho más ambiciosos fuera del país, mientras que los músicos y bailarines han perfeccionado sus técnicas y son más competitivos.
Por ejemplo, la Banda Café Tarrazú planea ir a China el otro año; la del Colegio Salesiano Don Bosco fue la primera en presentarse en los parques de Disney a finales del año anterior, mientras que la Comunal de Orotina fue seleccionada para ir al desfile de Año Nuevo en Londres el próximo 1° de enero del 2020. Por otro lado, existe una banda más que espera participar en el Desfile de la Hispanidad en Nueva York en el último trimestre de este 2019.
Eso sin tomar en cuenta a la Banda Comunal de Zarcero, que viajó a Italia el año anterior y este 2019 ya tiene prevista una presentación en Ohio y, por supuesto, el Desfile de las Rosas el 1° de enero del 2020.
Detrás de todas esas presentaciones, ha estado la sigilosa pero determinante preparación de Marching Arts.
“Para nosotros un logo no es importante, es ver a las bandas crecer. Es simplemente ver que si alguien tiene un sueño de algo y podemos hacerlo, ¿por qué no?. Yo siempre me preparo antes de darle una noticia a un director ya sea buena o mala, porque uno sabe que va a ser muy emotivo. Pero las dos veces que han sido las aceptaciones de Pasadena, siempre termino llorando con ellos aunque no es un logro para uno, es un logro para ellos”, aseveró Oviedo.
Con ellos han trabajado al menos el 90% de las bandas ticas y actualmente se encuentran desarrollando proyectos con la Banda de San José, la del Colegio Salesiano Don Bosco, la Banda Café Tarrazú, la Banda Municipal de Acosta, la Banda Municipal de Zarcero, la Banda Comunal de Orotina, la Banda Comunal de La Fortuna, la Banda Músico Cultural Cantonal de Siquirres, la Banda del CTP de Valle de la Estrella y la Banda la Gran Nicoya.
Con potencial
Anthony es percusionista y hace aproximadamente 10 años formaba parte de la Banda Nuestra Señora de Desamparados. Su primera presentación con el ensamble fue en el extranjero, donde pudo constatar el gran nivel que existía a nivel latinoamericano en el género marching band.
El show que presentaron las bandas lo sorprendió y le dejó una espinita, pues sabía que en Costa Rica había talento y solamente era cuestión de perfeccionarlo, pulirlo y darles las herramientas a los directores para que pudieran ver más allá de las presentaciones en suelo costarricense. Es decir, faltaba que fueran más competitivos.
Justamente en ese momento surgió la oportunidad de sumarse a la empresa norteamericana Marching Arts que quería posicionar en Costa Rica el género marching band para que las bandas ticas pudieran prepararse de una manera más completa. Entonces aceptó el trabajo.
Esta se ha convertido en una plataforma para Costa Rica, que se encarga de realizar capacitaciones de diferentes tipos a los directores, músicos y bailarines, ya sea con los instrumentos, con arreglos musicales, con coreografías o técnicas profesionales que se utilizan a nivel internacional.
Para ello cuentan con instructores especializados tanto en Costa Rica como en Estados Unidos, personas de gran renombre que se encargan de preparar a las agrupaciones en el área que se requiera.
Además, colaboran expertos en la elaboración de los videos y del material fotográfico para que las bandas puedan aplicar (según los requerimientos) a las competencias internacionales, como es el caso de Pasadena y el Desfile de la Hispanidad.
Pero son estrictos y previo a ayudarle a una banda con la aplicación a algún evento internacional, las evalúan para garantizar que estén en el nivel que requiere la actividad y que tengan la oportunidad de optar por un cupo, ya que la inversión que deben realizar simplemente para elaborar un video y participar, ronda entre los $4, 000 y los $7,000.
“Nosotros vendemos la herramienta funcional para que te digan que sí y eso depende de la banda. Hay lugares en los que nos han dicho que no y eso es duro para las bandas y es difícil dar ese tipo de noticias”, comentó.
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Por otro lado, les recomiendan eventos en los que pueden participar según el perfil de la banda, en algunos casos les ayudan a elegir hasta el uniforme de los artistas e incluso se encargan de buscar patrocinadores para que las agrupaciones cuenten con recursos económicos para poder viajar o bien, cambiar equipo, instrumentos e indumentaria.
Anthony afirma que aunque la empresa les cobra a las bandas para poder pagarle al personal, que ronda las 15 personas, si en algún momento las agrupaciones no pueden costear una capacitación, o bien una aplicación, ellos realizan un estudio y les dan de forma gratuita el servicio.
“Movemos todos los contactos que tenemos, porque nosotros queremos ser exportadores de talento y llevar a los músicos, individualmente hablando, a Estados Unidos, porque ese es el medio, es ahí donde ellos van a crecer; por eso es que estos proyectos necesitan que les inyecten dinero, uno no puede sobrevivir solo de amor”, agregó.
Época dorada
Su trabajo con las bandas costarricenses y su deseo de profesionalizarlas y llevarlas a otro nivel, permitió que recientemente Marching Arts se certificara con la marca país Esencial Costa Rica.
Y aunque Anthony reconoce que las bandas costarricenses están en su “época dorada” y se siente satisfecho con los logros que han alcanzado en cuestión de ocho años, aún falta mucho por crecer, pero visualiza que en poco tiempo estas agrupaciones estarán en su punto más alto.
“Costa Rica tuvo un cambio y yo creo que en unos cinco años vamos a tener que ver si ya el Ministerio de Cultura empieza a hacer campos de fútbol americano o algo así porque ya las bandas necesitan de eso, ya algunas de ellas no ensayan si no tienen las yardas pintadas en los estadios o parques, porque es la manera de practicar. Creo que estamos en la época de oro y va a seguir porque están naciendo muchas bandas nuevas”, aseguró Oviedo.
Además, destacó la gran oportunidad que tiene el Ministerio de Educación Pública (MEP) de aprovechar este auge e impulsar la creación de bandas estudiantiles para que cada vez más jóvenes talentosos tengan la oportunidad de cumplir sus sueños.
“Este mundo de las bandas da tantas cosas y el Ministerio de Educación tiene ahorita la oportunidad de coger esa papa y decir ‘nosotros queremos jugar’, porque es la manera de darles la oportunidad a los muchachos de que se metan en un mundo que los va a tener ocupados, que les va a enseñar buenos valores, disciplina y que les va a dar oportunidades de viajar”, finalizó.