Imagínese a un joven que lleva la gorra hacia atrás, con pantalones tipo oversized adornados de grafitis, ambas cejas rasuradas con líneas simétricas y su piel cubierta con tatuajes. Así es Keiz, uno de los influencers modernos cuya popularidad compite con la de los rockstars de décadas pasadas.
Keiz es una figura que, según él mismo reconoce, quizá no sea muy conocida entre quienes superan los 30 años; sin embargo, su impacto en redes sociales crece con la fuerza de un ciclón, especialmente entre el público joven.
Sus videos son un espejismo de su personalidad: se expresa sin filtros, sin preocuparse demasiado por el lenguaje soez, y aborda temas que le interesan a cualquier joven tico promedio. Su estilo transmite la sensación de una conversación entre amigos, solo que en este caso, sus amigos están al otro lado de la pantalla.
Esta eminencia digital, que acumula más de 700.000 seguidores en todas sus plataformas, conversó con La Nación sobre su historia de vida, una que no expone por completo en redes sociales, y que ha estado marcada por desafíos en su salud mental y un constante deseo de superación personal.
Hijo único, Luis Carlos Vargas Zamora nació en Turrialba y creció bajo el cuidado de su madre. Su infancia y adolescencia transcurrieron en este cantón cartaginés, etapas clave en las que reconoce que no fue “el mejor estudiante”, pero sí se convirtió en un “ñoño de YouTube”.
Desde pequeño, no recuerda otra pasión tan intensa como la que sentía por el mundo digital, interés que con el tiempo evolucionó en el sueño de convertirse en productor musical. Por supuesto, también tenía un talento natural para la conversación y una facilidad innata para hacer amigos.
Ya en el colegio, todo cambió cuando descubrió la música electrónica. A los 16 años, confiado en los tutoriales de YouTube, aprendió por cuenta propia a producir los sonidos que tanto le fascinaban. Así ingresó al mundo de los DJs, un camino que más adelante lo llevaría a convertirse en uno de los influencers más llamativos del país.
“Cuando yo escuché Skrillex, por ejemplo, fue mi mayor inspiración en su momento. Todo eso me marcó mucho y di, la única manera de que esa música sonara era a través de los DJs. Entonces me fui por ese ride, pero principalmente lo que quería era producir esa música y entender cómo se hacía", expresó el creador de contenido.
Al finalizar el colegio, en lugar de matricular una carrera universitaria, se mudó a San José con la ilusión de hacer realidad su sueño de convertirse en DJ y productor, enfocándose en la música electrónica de baile (EDM, por sus siglas en inglés).
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En 2017, mientras daba sus primeros pasos en la industria, descubrió que otro costarricense compartía su pasión por el EDM. Se trataba de Disto, uno de los DJs más reconocidos en este nicho.
Apenas comenzaba a adaptarse al ritmo de la capital cuando encontró una fecha en la que Disto se presentaría en la Calle de la Amargura, entonces epicentro de la vida nocturna juvenil. Asistió como un verdadero fanático –recuerda entre risas–, y no podía creer que estuviera frente al compatriota que se había viralizado con un remix de Twenty One Pilots, utilizado en la introducción del reconocido youtuber El Rubius.
Después de la presentación, junto a un amigo cercano que compartía el mismo grado de emoción, lo invitaron a una cerveza. La bebida fue solo una excusa para conversar, pues la conexión trascendió el diálogo. No solo se hicieron colegas en la industria electrónica, sino que fue Disto quien, años después, lo alentaría a adentrarse en el mundo digital.
Durante dos años, de bar en bar, Keiz se dedicó a hacer crecer su nombre como DJ. Un reflejo de ello es su usuario en Instagram, que aún lleva @keizmusic. Empero, este ambiente de fiesta lo llevó a exaltar el consumo de drogas y alcohol como elementos clave para alcanzar la felicidad. Hoy, al haberse alejado de ese esquema, asegura que fue el mejor cambio de su vida.
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Las redes sociales fueron una mina de oro para Keiz
En el 2020, quienes trabajaban en bares y discotecas fueron uno de los sectores más afectados por la pandemia de la covid-19. La industria del entretenimiento quedó con las manos atadas y era necesario encontrar una alternativa.
En el caso de Keiz, comenzó a hacer transmisiones en vivo a través de Instagram. En aquellos tiempos difíciles, que dos personas conversaran mientras miles las escuchaban se convertía en un alivio para la rutina diaria del encierro. Sus primeros en vivos consistían en charlas con colegas DJs, lo que marcó el inicio para transmitir en Twitch, plataforma que describió como una “televisión para jóvenes”.
Esta red social, dominada principalmente por streamers de videojuegos, le permitía realizar transmisiones en vivo mucho más largas. Los seguidores comenzaron a llegar, pero no tan rápido como esperaba. Como si le hablara al aire, estuvo durante dos años “pulseándola” de esta manera.
Para atraerlos y mantenerlos enganchados, probó diversas estrategias. Algunas fueron extremas, como cuando transmitió durante 70 horas seguidas; es decir, por más de tres días, una cámara siguió todos sus movimientos.

Aunque no repitió esa experiencia, le dejó valiosas lecciones. Poco a poco, acumulaba visualizaciones y normalmente 30 personas se conectaban a sus sesiones, lo que en esa época y siendo un creador de contenido en Costa Rica, ya era un logro considerable. Esto, a su vez, se traducía en monetización, puesto a que sus seguidores podían hacerle donaciones.
Al darse cuenta de que su público disfrutaba de los encuentros con otras personas, se atrevió a invitar a desconocidos a su canal. Lo hizo por primera vez con Bryan Ganoza, y después con figuras como Toledo y hasta el personaje de Maikol Yordan de La Media Docena.
Para 2022, cuando ya había tenido varios encuentros con otros creadores de contenido y figuras de la farándula nacional, comenzó a cortar fragmentos de sus transmisiones en vivo para publicarlos en TikTok. Este movimiento tuvo un efecto similar al de una dinamita que abre el camino hacia una mina de oro, pues finalmente se hizo viral.
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Keiz y las obligaciones que no quiere un creador de contenido
Cuando se habla de Keiz, es imposible pasar por alto el fondo de su contenido. Hace unos años, su estilo era objeto de críticas constantes, algo que él mismo reconoce como excesivo.
“Me valía todo por completo. Yo decía lo que fuera, tonteras, le tiraba a la gente, era más vulgar. Es real que, conforme uno va creciendo, sí le cambia el humor. Ciertas varas que antes veía bien, ahora las veo mal”, comentó.
Aunque el creador de contenido siempre hace chistes, confesó que padece depresión y que, durante los momentos en los que comenzaba a ganar popularidad y llevaba un estilo de vida festivo, era cuando experimentaba los peores episodios de autosabotaje y baja autoestima.
“Me puse serio y dejé de salir. Uno dice ‘Yo me siento bien en la fiesta, me siento bien tomado, aquí soy el rey del mundo’, pero llego a mi casa y me siento como una basura. Eso no es normal”, manifestó.
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Todo esto lo llevó a reflexionar sobre su relación con sus seguidores. Si bien no se considera un role model (ejemplo a seguir) y detesta tener este tipo de responsabilidades, ya reconoce que tiene un grado de compromiso ante su audiencia, mayoritariamente compuesta por “chamacos” desde los 12 años.
Por ello, transformó su personalidad tanto fuera como dentro de cámaras y ya no se le ve normalizando el consumo de drogas, alcohol y sexo. Asegura que “todo salió mejor desde ese momento”, especialmente en lo que respecta a su salud mental.
“A inicios del año pasado (2024), llegó ese peso y me dije ‘Ok, mae, ¿quiero que me vean como un mae todo sedentario que solo juega videojuegos, tiene un desorden en su vida, toma guaro y sale de fiesta, cuando en el fondo sé que mis vicios me hacen mucho daño?’.
”Tampoco es que me crea Michael Jackson, pero de fijo con solo dos personas que ya lo vean a uno, me da miedo. Entonces, dejé de normalizar las drogas, dejé de normalizar el alcohol, dejé de salir de fiesta y empecé a ir al gym. Ahora, trato de transmitirles esa imagen de que sí se puede dejar un vicio. No son tan lindos como parecen”, continuó el youtuber.
En el último año, Keiz abrió su propio gimnasio y restaurante de comida asiática. Sus negocios le permitieron emplear a su mamá y sueña con comprarle una casa algún día. Mientras tanto, seguirá transmitiendo desde su casa, donde tiene un estudio lleno de afiches, videojuegos y figuras de anime. La clave para ello es mantener la misma personalidad de siempre, de quien llegó a esta entrevista horas después de haberse tatuado, para aceptar las peores capas de su vida y transmitir a su audiencia el mensaje que quiere dejar como legado.