“Había una vez una princesa encerrada en un castillo, bajo el hechizo de un sueño profundo lanzado por una bruja. Solo un beso de amor verdadero podría despertarla. Para lograrlo, un valiente caballero debía atravesar valles, montañas y enfrentarse a dragones. Al encontrarse, serían… felices para siempre...”
Esta historia es un clásico, un famoso y tierno “cuento de hadas”, pero nada más. Lo cierto es que los niños que crecieron con estas historias ahora son adultos, buscando el amor en una era digital confusa, en la que el ritual de establecer relaciones interpersonales es cada vez más complicada... La Bella Durmiente, para su dicha, jamás tuvo que lidiar con las heridas del ghosting, ni de otros términos del ‘amor moderno’ que abordaremos en este artículo.
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Además de ghosting, quizá usted ha escuchado las palabras love bombing, bread crumbing, entre otros, que se han vuelto virales para catalogar las relaciones de quienes, según el New York Times, utilizan más las redes sociales: la generación Z. En este artículo explicaremos cada término, mientras que la psicóloga Daniela Flores, especialista en terapia cognitivo-conductual, brindará una visión integral sobre los mismos, poniendo especial énfasis en las consecuencias que producen en los jóvenes.
A continuación, una lista que detalla cada uno de estos términos.

Los 5 conceptos del ‘amor moderno’
Love bombing: Traducido como “bombardeo de amor”, describe una técnica en la que una persona colma a otra de gestos, regalos y atenciones intensas al inicio de una relación, para luego mostrar desinterés conforme avanza el vínculo.
Bread crumbing: Aunque se parece al anterior, este término se refiere a dar pequeñas muestras de interés catalogadas como “migajas”, que mantienen a la otra persona con expectativas. Quien lo recibe puede desarrollar dependencia emocional al estar constantemente esperando nuevas señales de atención.
Ghosting: Hace referencia a la desaparición repentina y sin explicación de una persona que mantenía un vínculo afectivo con otra. Puede dejar de responder llamadas, mensajes e incluso bloquear redes sociales, como si la relación nunca hubiese existido.
Orbiting: Tras haber cortado la relación, la persona sigue presente en los medios digitales, reaccionando a historias, revisando el perfil o dando sutiles muestras de que aún está presente, pero sin contestar mensajes, evitando así que se comprometa realmente.
Benching: Inspirado en la frase “estar en la banca” que se usa en el ámbito deportivo, este término describe la acción de mantener a una persona como segunda opción. No se involucra emocionalmente, pero tampoco deja ir la relación.
El papel de las redes sociales

“La tecnología facilita este tipo de conductas. Es mucho más fácil hacerle ghosting a alguien si solo tengo que dar un clic y bloquearlo, en lugar de tener que mirarlo a los ojos y decirle: ‘ya no quiero seguir’”, explica la psicóloga Daniela Flores, quien a agregó que este tipo de acciones propician una deshumanización de la relación.
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Por lo anterior, Flores considera que la digitalización genera esa falsa sensación de que la otra persona no es real y que, por esto, es más sencillo actuar de forma irresponsable con los sentimientos de los otros.
Basado en su experiencia en terapia, Flores comentó que los jóvenes de la generación Z son más conscientes del significado de términos como el ghosting o love bombing. Sin embargo, el hecho de que sean capaces de etiquetar lo que sienten con mayor facilidad, no significa que tomen acciones al respecto, sino que simplemente están identificando sus emociones.
Por este motivo, la psicóloga explicó que lo importante no es ponerle un nombre a lo vivido, aunque esto ayuda a identificar la emoción, sino cómo se enfrenta la situación y si eso está llevando a la persona a convertirse en quien desea ser.

¿Qué consecuencias tienen estas prácticas?
En cuanto a las consecuencias, Flores explicó que estas prácticas pueden herir profundamente a quien las experimenta, especialmente cuando no se cuenta con una autoestima sólida ni con las herramientas emocionales necesarias para afrontarlas.
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Un punto importante que señala Daniela es la vergüenza. Ella considera que las etapas iniciales del enamoramiento, con salidas, detalles y emociones intensas, suelen ser motivo de ilusión y socialización. Sin embargo, cuando una relación no prospera, la persona afectada puede sentirse avergonzada o vulnerable, además de experimentar emociones como confusión, inseguridad y ansiedad.
“Tal vez yo me emocioné y le conté a todas mis amigas, a mis amigos… y de repente, la persona nada más desapareció al día siguiente”, comentó la psicóloga.
Esto puede resultar en pensamientos como: “No soy suficiente”, “siempre me dejan” o “Yo no merezco una relación sana”, lo que eventualmente puede llevar a la insensibilidad, al concluir que por lo vivido todas las relaciones son iguales.

Los vínculos profundos no se construyen de inmediato
La recomendación de Daniela Flores para establecer nuevos vínculos es permitirse ser vulnerable. Aunque en la actualidad, y más aún con las redes sociales, puede resultar complicado confiar en nuevas personas, ella destaca la importancia de mostrarse tal como uno es.
“Lo que se fomenta mucho es el cuidarse: que no me hieran, que no me agarren de tonta, que no pase nada fuera de mi control… pero, al fin y al cabo, para generar conexiones reales tenemos que exponernos”, comentó Flores.
Esta vulnerabilidad, aclara la psicóloga, no implica una apertura irresponsable, sino más bien hacer introspección y comprender qué se desea realmente en una pareja. Solo así se pueden establecer límites claros y ser conscientes de lo que se está buscando.
Comprender qué es negociable y qué no lo es resulta fundamental. “Si acepto algo que no es negociable para mí, debo preguntarme por qué lo estoy haciendo. Y si rechazo algo que sí era negociable, tal vez estoy idealizando o esperando algo perfecto. Pero las relaciones reales no funcionan así. Hay que tener paciencia: los vínculos profundos no se construyen de inmediato”, concluyó Daniela.
