La costarricense Mari Monge mueve las estrellas del baloncesto de la NBA desde su trabajo con el Heat de Miami. Esta comunicadora, actriz de novelas, productora y locutora fue criada en Nueva Orleans y tiene raíces ticas provenientes de Limón.
Monge, quien vive en Estados Unidos desde los 6 años , soñó con trabajar en uno de los grandes equipos de la liga de basquetbol más famosa del mundo, conquistó su anhelo y de qué forma.
Ha celebrado dos campeonatos nacionales (2011-2012 y 2012-2013) al lado de leyendas del deporte mundial de la talla de LeBron James y Chris Bosh. Mari es la encargada de la sección en español de Heat.tv y Heat.com.
Lleva la producción, la dirección y la conducción latiendo en sus venas. La limonense sigue los pasos de su papá Luis Alberto Lucho Monge, reconocido productor nacional que, en la década de los años 70, fue el encargado de llenar de sonrisas a los niños con el programa El ratoncito Miguel.
Desde el American Airlines Arena, casa de los actuales campeones de la NBA, Monge habló con Viva , vía telefónica, contó cómo llegó a cumplir su sueño de niñez y sus experiencias al lado de las estrellas del baloncesto.
Monge aprovecha sus múltiples facetas para mover la web oficial del equipo para el que trabaja.
¿Cuándo sintió que quería dedicarse a la comunicación?
Cuando mi papá tenía el Ratoncito Miguel, me llevaba con él a trabajar. Me llamaba mucho la atención estar en el estudio en vivo, donde muchas veces estás limitado de hacer errores. Ahí, ayudaba a mi papá para que los niños aplaudieran y no pasaran frente a las cámaras; yo era jefe de piso en una mente de una niña de cinco años.
Profesionalmente, ¿cuándo empezó a ejercer?
Mi meta era estudiar comunicaciones, pero la vida me presentó otra oportunidad y me convertí en azafata durante tres años. En ese trabajo, hacía los anuncios de abordaje y, en el avión, me di cuenta de que tenía la voz para empezar a hacer cosas; eso me empujó de nuevo a las comunicaciones. Aproximadamente en 1998, empecé a trabajar en una agencia de publicidad; ahí me metí a hacer comerciales con la voz. Trabajé para los canales Disney y Discovery como productora y, en el 2005, con Gloria y Emilio Estefan en el programa Nuevas Voces de América.
¿En cuáles novelas ha participado? ¿Cómo se dio esta etapa artística en su vida?
En Miami siempre están grabando; es una fábrica de novelas. Primero, recibí clases de actuación Sebastián Ligarde; ahí se fueron dando los contactos. Ya voy por la cuarta novela, trabajé en Acorralada (2007), Amor comprado (2007), Pecadora (2010) y la última fue El Talismán (2013). Actuar es mi se gundo amor; el primero es ser presentadora, igual que mi papá.
¿Cómo llegó al Heat?
Los Estefan tienen un restaurante que está junto a la Arena; yo iba seguido a los partidos y ahí fue donde dije ‘ahora quiero trabajar para ellos’. Toqué la puerta durante seis años; persistí de una gran manera, pero sin caer mal; mandaba fotos, demos de videos y, después de mucho persistir, empecé a trabajar en la temporada del 2010-2011.
¿Cuál es su trabajo con este equipo?
Soy varias cosas: la vocera en inglés y español; soy productora de eventos en los que participan los jugadores, escribo los guiones de las piezas que salen en Heat TV y en Heat.com; todo lo que tenga que ver con ellos.
Se relaciona a diario con leyendas de la NBA, ¿cómo se lleva con los jugadores?
Básicamente tienes que desarrollar la confianza; ellos tienen que sentirse cómodos para que se abran naturalmente y te digan lo que sienten en un evento, que sepan que no los vas a llevar en un camino diferente haciéndoles preguntas fuera de tono; desarrollar una relación de ser compañeros. LeBron, por ejemplo, es una leyenda, pero, a la vez, es mi compañero de trabajo.
¿Qué es lo más divertido que le pasa en su trabajo con ellos?
La primera vez que los ves es impresionante; aparte de que son leyendas, tú te paras a la par y les llegas al ombligo; a veces se me duerme el brazo de sostener el micrófono durante las entrevistas. Mido 1,68 metros y LeBron mide 2,03; Chris Bosh, 2,11 y Chris Andersen, 2,08; es lo más cómico. Lo que más disfruto es tener esa relación de compañeros: mientras otra gente los ve como leyendas, yo los veo como compañeros de trabajo todos los días.
Trabaja en un ambiente lleno de hombres, ¿se le ha dificultado su labor en algún momento?
En el equipo, básicamente estoy rodeada de hombres; somos muy pocas mujeres. Al principio, como no te conocen ya sea los jugadores o el departamento de operaciones, tienes que probarte como una profesional, darles seguridad; tienen que verte como una persona con recursos de manejo profesional en un mundo de hombres. Ahora, cuando me ven, en lugar de decir ‘ahí viene una mujer que no sabe nada’, dicen ‘ahí viene Mari Monge que no la va a regar, sabe lo que está pasando, nos conoce’.
¿Cómo celebró el último campeonato del equipo?
¡Ay, qué felicidad ese día! Estaba muy resfriada; sinceramente, estaba pa’l tigre, pero apenas entras a la arena se te quita todo, no sé si es la adrenalina, pero te sientes con fuerza. Cuando llegaron los últimos minutos del partido y sabes internamente que es una victoria, te sientes que estás en las estrellas por todo el esfuerzo que hiciste en la temporada; en ese momento, quieres gritar, llorar, reír y abrazar a todo el mundo. Tuve la oportunidad de festejar en el camerino con los jugadores; hubo lluvia de champañ; fue una locura total.
¿Siente que ya está cumpliendo su sueño de vida?
Estoy viviendo un sueño y viviendo los mejores momentos de mi vida tanto en mi carrera como en lo personal. Estoy haciendo algo que soñé desde niña, cuando veía a Michael Jordan jugar con los Bulls y ganar los campeonatos. Nunca supe cómo iba a llegar a esto, pero ahora lo vivo.