
Un día cualquiera, mientras se encontraba comprando comida en un McDonald’s, en Estados Unidos, una persona se le acercó para preguntarle si ella era la muchacha que hacia videos graciosos en TikTok. Ella solo se rió y le dijo que sí.
Otro día, durante una fiesta de cumpleaños, al que la invitó una amiga, una niña la miró y de inmediato le preguntó si ella era la chica de TikTok y cuando dijo que sí, todos los invitados quedaron sorprendidos.
A Celeste Villa no dejará de sorprenderla el hecho de que algunas personas se emocionen cuando la conocen. Ella afirma que solo es una chica de 19 años, quien en el 2018, como muchos otros ticos, hizo maletas y se fue a Estados Unidos para estudiar y trabajar.
Lo que no siempre dice es que en TikTok se ha convertido en una estrella: tiene casi un millón de seguidores y sus videos suman más de 18 millones de “me gusta”. La razón por la que no habla mucho de eso es muy sencilla: ella prefiere que conozcan a Celeste, antes que a la influencer.
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“Cuando yo conozco a alguien y no sabe quién soy, yo no digo nada, solo si ya después es alguien que se convierte en mi amigo y se gana mi confianza le digo que yo hago videos y que tengo muchos seguidores. Y la verdad, es muy chiva cuando no saben nada de eso, porque hay mucha gente que es aprovechada y eso es muy feo. Yo, por ejemplo, he conocido personas que simplemente quieren que les enseñe más de lo que hago, cuando en realidad yo lo que busco es un amigo que me escuche o me apoye, no para que me utilice”, explica.
Hasta la fecha, Celeste no entiende cómo sus videos se hacen virales, ni mucho menos por qué la siguen personas de diferentes países de Latinoamérica; tampoco dimensiona la cantidad de seguidores que tiene. La historia de Celeste con TikTok comenzó en 2017, cuando la aplicación se llamaba Musical.ly e impulsada por sus amigos comenzó a publicar sus videos.
Desde siempre, la joven ha disfrutado de hacer reír a la gente y esta aplicación le permitía subir videos de comedia y sacarle una sonrisa a las personas que vieran su material.
“Yo empecé a usar la app para entretenerme porque a veces estaba aburrida y lo que hacía era que no lo publicaba, sino que se lo enviaba a mis amigos para vacilar y ellos me decían pónganlos en público y entonces yo los empecé a publicar y a mucha gente le empezaron a gustar; otros videos empezaron a ser virales y fue cuando yo dije: ‘si esta es mi oportunidad para hacer algo diferente y entretener a los demás, la voy a tomar’”, detalla.
Y pese de que su fuerte son los videos de comedia, ahora también hace tutoriales de maquillaje y habla de diferentes situaciones cotidianas, por solicitud de sus seguidores.
“Siento que, de una u otra forma, TikTok me ha hecho ser más creativa; además, yo siempre había querido actuar y siento que esto me ha enseñado mucho, también en la edición. Pero lo que más me gusta es que uno puede hacer lo que uno quiera y me permite ser yo misma.
“Además, por aquí he podido conocer gente nueva que también hacen videos de comedia y nos relacionamos mucho y entre nosotros nos apoyamos y es algo superchiva porque gente de otros países como Colombia, Chile y España me escribe y nos hacemos amigos”, detalla.
Celeste creció en San Antonio de Escazú, donde vivía con su mamá, Paola Carballo; sin embargo, cuando estaba en el último año de colegio, el promedio de matemática no le permitió graduarse, fue entonces cuando su papá Esteban, quien reside en Florida, le dio la opción de concluir sus estudios en Estados Unidos.

Al principio lo dudó, ya que en Costa Rica estaba su vida; además, tenía un contrato con Chiky, pues era la imagen de las galletas; sin embargo, tenía claro que si quería avanzar hacia sus sueños esta era una forma de conseguirlo.
Lo más difícil: el idioma.
“En el colegio en Costa Rica yo jugaba de qué era una gringa, pero cuando llegué aquí yo dije: ‘nombres, yo soy una chola’ y a mí me hablaban y yo no entendía nada y cuando entré al colegio fue muy difícil porque tuve que tomar clases difíciles y me tuve que aprender toda la historia de Estados Unidos y todo eso que vivieron.
“Ahora me va mucho mejor, he aprendido bastante, ya cuando me hablan entiendo, aunque a veces sí me sigo enredando”, comenta la joven, quien asegura que le tranquiliza saber que su público es hispano.
Con los pies en la tierra
Aunque le gustan mucho las redes sociales, Celeste sabe que no puede vivir de ellas, al menos no de TikTok, pues aunque la plataforma le paga, es muy poco dinero para poder subsistir ($1 por cada 100.000 vistas, aproximadamente).
Por ello, de lunes a miércoles trabaja repartiendo volantes casa por casa y los jueves y viernes cuida a dos niños.
“Vivo con una familia, porque cuido a sus niños, pero ahora como ya volvieron a las clases presenciales tengo mucho tiempo libre y la mamá de ellos, mi jefa, no quería despedirme y como es dueña de una compañía de volantes, me dio trabajo repartiendo volantes entonces yo sigo viviendo con ellos, trabajo con ellos y me ayudan”, cuenta.
Ella sabe que debe trabajar para poder superarse y cumplir sus metas. Entre ellas, obtener la licencia de conducir, comprarse un vehículo y poder buscar otro trabajo, uno que le permita costearse sus estudios universitarios en cinematografía, ya que le apasiona la edición y la producción audiovisual desde hace muchos años.
Mientras que lo de TikTok seguirá siendo un pasatiempo en el que se entretiene principalmente por las noches cuando sale de trabajar, por ahora no es una actividad que la desvela. Eso sí, reconoce que le encanta la cercanía con sus seguidores quienes, frecuentemente, le escriben de diferentes partes de Latinoamérica.
Entre sus proyectos también se encuentra incrementar su comunidad en Instagram, ya que si bien su popularidad en TikTok es bastante alta, en la otra red social no es la misma historia (tiene 40.000 seguidores). Y es que ella quiere que los seguidores la busquen por interés propio, no porque ella les pida que la sigan.

“Yo sé que a mucha gente le gusta mandar a sus seguidores de TikTok para Instagram, porque es muy importante mantener las redes sociales activas, pero a mí no me gusta ser así ni presionarlos para que le vayan a dar me gusta a mi perfil. En realidad, eso sería muy fácil para mí, pero siempre he creído que las personas que me quieran seguir, me siguen y ya”, agrega la joven, quien inició en las redes sociales como youtuber.
Carismática, extrovertida y muy sencilla. Celeste asegura que va tomando lo bueno que le va dejando la vida y disfruta cada momento que tiene con su familia y sus amigos, mientras las oportunidades van apareciendo. Además, agradece a cada persona que ve sus videos, aunque asegura que a veces le “da vergüenza” que la vea tanta gente.
“Yo sé de dónde vengo y eso nunca va a cambiar por nada, mucho menos por dinero o por fama”, dice la joven, quien patrocina algunas marcas en sus redes sociales.
Y antes de finalizar esta nota, Celeste solamente pide una última cosa: “Enviarle saludos a la familia Villa y a la familia Carballo”, porque si no lo hace “me matan”.
