Desde que Samantha Schmidt estaba en el colegio, soñaba con que los ciudadanos de Estados Unidos conocieran más acerca de la población en Latinoamérica: sus problemas, limitaciones, pero también su cultura y cualidades.
En parte eso fue lo que la motivó a estudiar periodismo, una carrera que le apasiona y que hoy, a sus 26 años, le está dando la oportunidad que por tanto tiempo ha esperado.
Tras un largo proceso de selección en el que participó el pasado mes de diciembre, la periodista tica-estadounidense fue elegida recientemente por el reconocido medio de comunicación estadounidense The Washington Post, como la jefa de la oficina que abrirá en Colombia a mediados de este 2021, en la que será corresponsal y desarrollará trabajos tanto en ese país como en otras naciones de Sudamérica.
“Lo que más me ilusiona de este proyecto es poder cubrir comunidades que antes no habían estado representados en nuestros reportajes, visitar muchas zonas de esta región y dar más conocimiento a los norteamericanos que no entienden muy bien, que no conocen Sudamérica, o que cuando hablan de Colombia, piensan en guerra, narcos, pero no conocen cómo se ha desarrollado y cómo ha avanzado la región. Para mí eso va a ser muy importante”, afirma la reportera.
Schmidt, quien se graduó de la carrera de periodismo en la Universidad de Indiana, trabaja en ese medio de comunicación desde hace cuatro años, cubriendo temas relacionados con género, mujeres, familia y derechos humanos. Antes de ello, hizo una pasantía por cinco meses en The New York Times, sin embargo, allí no había opción para quedarse.
Fue así como llegó a The Washinton Post, en el 2016, a una plaza disponible para cubrir las noticias de última hora durante el turno de la noche. Y aunque el horario nocturno no era el más agradable, Schmidt se siente agradecida por haber tomado ese puesto, pues le ayudó a formarse y ahora le permite sentirse preparada para asumir, en junio, el proyecto en Colombia.
“Hay que esforzarse mucho para alcanzar los sueños, y yo he trabajado mucho para esto. El periodismo es una carrera en la que se trabaja todos los días, con mucho estrés, en la que en ocasiones tenemos que estar cubriendo y trabajando en condiciones muy difíciles; pero a pesar del estrés, lo más lindo del mundo es conocer gente nueva, visitar muchos lugares”, asegura la joven desde Washington DC, donde vive actualmente.
Corazón tico
Samantha no está segura de por qué le gusta tanto conocer gente nueva y promover a las comunidades latinas en Estados Unidos, pero en estos últimos días, al pensarlo con más profundidad, considera que se debe a sus raíces ticas.
Si bien la periodista nació en Miami, Florida y su papá, Samuel Schmidt, es estadounidense; su mamá, Ana Arguedas, es costarricense y no ha dejado que ni ella, ni sus hermanas Daniela y Gabriela olviden de dónde vienen.
En Costa Rica, específicamente en San Francisco de Dos Ríos, tienen un familia grande la cual visitan todos los años sin falta. Junto a ellos pasan la Navidad y el Año Nuevo y es gracias a sus tíos, primos y a su abuelita, María Isabel Jiménez, que conoce gran parte de la cultura costarricense.
“Creo que esa pasión por el periodismo nació con todos estos viajes a Costa Rica porque me hicieron pensar mucho y entender que existen diferentes culturas, diferentes formas de vida; y para mí conocer diferentes personas y lugares siempre me genera mucha curiosidad. Me acuerdo que cuando estaba más pequeña me sentaba a tomar café con mi abuelita en la mañana y ella siempre estaba leyendo con una lupa el periódico y yo me sentaba a la par de ella para leer las noticias de Costa Rica”, relata.
Por ello, aunque no ha estado en suelo nacional por largas temporadas, igual se considera una tica más que ama el arroz con leche, el ceviche y el gallo pinto; y que disfruta comprarse un patí en Limón y degustarlo frente a la playa.
“Yo pienso que yo soy muy tica. Siempre me gusta decir que soy de Costa Rica y de hecho, cuando la gente me pregunta que cuál es mi comida favorita yo digo que la de Costa Rica, porque es la que me hace pensar en mi familia, en Navidad y en mis mejores memorias de la infancia”, dice la comunicadora, amante de las bicicletas.
De hecho, una de las posibilidades que más le ilusiona de mudarse a Bogota, Colombia es la cercanía que tendrá con Costa Rica, pues afirma que va a poder viajar más seguido al país y en menor tiempo.
Por ese amor que le tiene al país, es que la conmovió tanto el hecho de que el expresidente de la República Luis Guillermo Solís la felicitara por su nuevo cargo. Además, Samantha afirma que en su familia se emocionaron tanto como ella, pues aunque no han vivido en territorio costarricense por largas temporadas, son ticos orgullosos en Estados Unidos.
“He estado trabajando para este momento y yo creo que esto ha sido gracias a mi familia, que fueron los que me enseñaron hablar español, mi familia en Costa Rica me enseñó a conocer mi tierra, me llevaron a pasear por todo el país, conociendo la gente, la cultura y por eso amo tanto Costa Rica, es parte de mi vida y de mi identidad y es muy lindo poder llevar esa identidad a la cobertura en Latinoamérica”, detalla.
Nuevo reto
En mayo, Samantha comenzará a trabajar con el equipo encargado de cubrir noticias relacionadas en Latinoamérica. Sin embargo, ya ha estado leyendo mucho más acerca de países como Colombia, Ecuador, Venezuela y Perú, para planificar qué temas podría abordar.
La oficina que The Washington Post abrirá en Colombia estará a su cargo y trabajará con periodistas y fotógrafos freelancers, que le ayuden a abordar las diferentes temáticas con mayor conocimiento de sus respectivos países.
“Mi trabajo actualmente se enfoca en género y familia, entonces en los últimos meses he estado escribiendo mucho sobre la comunidad LGBT y la mayor parte del año pasado escribí sobre el impacto de la pandemia en mujeres embarazadas, en familias y me gustaría tocar ese tipo de temas en Latinoamérica, así como el feminicidio. Pero también quiero escribir sobre la economía, la situación en Venezuela, el tema de refugiados, el impacto de la administración de Biden y cómo va a cambiar la relación con los países”, explica.
Y pese a que esta será su primera vez dirigiendo una oficina, considera que no le costará adaptarse, pues “es muy parecido a lo que he estado haciendo: pensar día a día en artículos y eventos en los que deberíamos enfocarnos y colaborando con personas de diferentes partes del mundo; y yo hago eso en este momento por mi trabajo en género entonces creo que va a ser lo mismo, pero desde Colombia”.
“Estoy emocionada, nerviosa pero muy agradecida con la oportunidad. Para mí lo más importante es dar luz a aquellas personas y comunidades que están sufriendo y que necesitan ayuda. Muchas veces, cuando leemos acerca de América Latina, encontramos cosas sobre drogas, pobreza, crisis política, pero yo pienso que hay una riqueza de historias que podríamos contar de esta región sobre familias y comunidades de diferentes partes y me encantaría tratar de encontrar esas historias que son interesantes y plasmarlas en el periódico”, comenta.
Samantha ya quiere que llegue el momento de iniciar esta nueva etapa y por ello ya tiene su bicicleta lista para empezar a contar historias desde Colombia, país del que tiene muchas expectativas.