Dos dragones, uno rojo y uno dorado, bailan en un bulevar peatonal de San José. Los mueven varios muchachos, algunos de ojos rasgados, otros de piel morena. Junto a los dragones, un grupo de niños –unos de piel clara, otros de colochos negros– juegan y saltan dentro de unos inflables.
A los dragones los observa un puñado de gente en la puerta de Swagg Salon, una barbería de estilo hip hop, y otro grupo de gente desde un supermercado llamado Apu's Market, inspirado en el personaje de Los Simpson. Los dragones seguirían su marcha, bailando en medio de personas de todo color, todo origen, todo lugar.
"La constitución política de nuestro país dice que somos un pueblo multiéctnico y pluricultural, y hoy estamos aquí para celebrar eso", dijo, a 500 metros de los dragones, Johnny Araya, alcalde de San José.
Si algo demostraron las festividades –como la danza de los dragones– que dieron la bienvenida al año del gallo de fuego, fue precisamente lo mencionado por Araya: Costa Rica es más rica gracias a la mezcla de culturas, de personas provenientes de todos los orígenes.
El de Araya fue el último de los discursos que, durante un acto protocolario de rigor, formaron parte de las celebraciones del año nuevo chino, que se llevaron a cabo este sábado 28 de enero en el Paseo de los Estudiantes (denominado también, claro, como el barrio chino de San José).
Así, mientras sobre un escenario se presentaban espectáculos de artes marciales y danzas orientales, por las calles se movía una cimarrona con mascaradas tradicionales costarricenses; mientras en algunos toldos se ofrecían platillos propios de la cocina china, en otros se ofrecían cervezas artesanales preparadas en nuestro país.
Menú variopinto
La cultura china –que equivale a, más o menos, una sexta parte de la humanidad– celebra el nuevo año de acuerdo con el calendario lunar. El horóscopo chino está formado por ciclos de doce años y a cada uno le corresponde un animal. Cada ciclo, además, está gobernado por uno de cinco elementos.
La Municipalidad de San José y la Asociación Colonia China unieron sus esfuerzos para brindarle a la comunidad china en Costa Rica –una de las más numerosas en nuestro país– un festejo de acuerdo con sus tradiciones pero que, además, atrajeran e integraran a los costarricenses en la bienvenida al año del gallo de fuego.
"El gallo representa a personas trabajadoras, honestas y extrovertidas", explicó Isabel Yung, presidenta de la Asociación Colonia China, quien también subrayó la necesidad –más urgente que nunca– de conocer y apreciar las culturas foráneas.
La posibilidad de descubrir nuevas facetas de la cultura china y costarricense se extendió a lo largo de todo el boulevar del Paseo de los Estudiantes, donde se realizó un festival gastronómico que lo mismo tentaba con platillos populares en el país, como el arroz cantonés, que con ofertas menos conocidas, como tamales de arroz glutinoso.
Más cerca de la Iglesia de la Soledad, un puesto del Instituto Confucio, de la Universidad de Costa Rica, ofrecía a los transeúntes la posibilidad de ver su nombre escrito en caracteres chinos; en otro puesto, una docena de curiosos observaban una hilera de árboles bonsái y, justo al lado, dos modelos –de origen costarricense, no chino– ofrecían a los transeúntes refresco de aloe.
En cada cuadra del Paseo de los Estudiantes parecía repetirse el mantra mencionado por el alcalde de San José, inscrito en el artículo primero de nuestra Constitución Política: somos, en efecto, un pueblo de muchas culturas, formado por personas de muchas etnias y muchos orígenes.
Quizás por eso, a nadie le sorprendió que la Banda Municipal de San José interpretara una versión de Crazy Train, de Ozzy Osbourne, para celebrar el año nuevo chino. Después de todo, ¿por qué no?