Hace apenas un mes Escazú recibió la visita de un nuevo inquilino: La Divina Comida. Es un restaurante que, en un menú no muy extenso, mezcla la comida peruana fusión y la europea fusión.
El propósito del lugar, según lo detalla la última página de su menú, es agradar los sentidos. Después de nuestra experiencia, estamos convencidos de que lo logra.
La Divina Comida no solo hace honor a su nombre por la delicia de sus platos, también ofrece un ambiente cálido: sillones, sillas, cuadros, flores, espejos, madera, granito...parece la sala de la casa de un amigo.
El sitio, además, huele rico: a incienso. ¿Y que me dicen de la música? un detalle tan exquisito como la comida. Es lo que llaman lounge , variada, agradable, moderna y suena a un volumen que permite la conversación larga y tendida.
Luego nos enteramos que detrás de todo este concepto está Marco Ganoza, un chef de apenas 31 años, de nacionalidad italiana, que vivió en Perú. Llegó aquí en plan paseo, se quedó dando clases de cocina y ahora monta su primer restaurante propio.
Los platos. En La Divina Comida el menú está dividido en nombres tomados del poema épico de Alighieri: La Divina Comedia .
Los bocadillos o "piqueos" se llaman Delirium y ofrecen nueve opciones. Las siete entradas disponibles están en Salidos del purgatorio ; los platos fuertes se ubican en Escapados del infierno , hay nueve diferentes; y los postres están muy bien ubicados en Robados del cielo , aquí tiene ocho dulces posibilidades.
El desglose de platos pone al descubierto platillos realmente novedosos, ¿o es que alguna vez habían oído hablar de uno s Nachos asiáticos, un ceviche de Champiñones, un Pollo Kamasutra o una Pera Ubriaca?... Pues nosotros nunca, aunque con la ayuda del mesero las cosas se van poniendo claras.
Comenzamos por el Ceviche de Champiñones y el Pulpito a la parrilla. El primero viene gratamente servido sobre varias conchas y el segundo -bien puede pasar por plato fuerte- se trata de un pulpo cocinado a la parrilla sobre una cama verde. Realmente bueno. El servicio es oportuno, atento y las peticiones no demoran más que lo justo.
Los platos fuertes estuvieron mejor que las entradas -lo cual parecía imposible- probamos el Lomo Saltado y el Divino Tonno.
La carne es un corte de buen tamaño y excelente sabor y viene acompañada de arroz y verduras. El Divino Tonno es un atún con cinco pimientas, muy rico, pero lo mejor fue la ensalada fría de papaya y cebollinos ... sencillamente deliciosa.
La jornada de sabores cerró con un cheesecake de menta que extrañamente mezcla una especie de brownie con un helado de menta, pero que es exquisito, tanto, que le ganó al Tiramisú: más helado que otra cosa.
La Divina Comida no es un lugar popular. Sin embargo, es un sitio muuuy agradable en el que el precio está acorde con las porciones y la calidad, sin tener que ser caro.
Solo un detalle: agua natural, por favor, porque aunque en la zona el sabor del líquido no sea el mejor, que el cliente tenga que comprar una botella para tomarse un vaso de agua es para muchos innecesario.