
Fuerza Bruta –si bien nació en Argentina– ya tiene 15 años girando por el mundo y en ese camino ha visitado más de 50 ciudades en América, Europa y Asia.
Cada uno de estos lugares ha tenido reacciones diferentes según la audiencia, por lo que la curiosidad sobre lo que pasaría en su primera noche en Costa Rica, se extendió también a cómo se comportaría el público.
La primera función ocurrió el jueves 3 de mayo, en el Palacio de los Deportes con 800 personas de pie en la primera planta del recinto, tratando de averiguar de qué se trataba este exótico espectáculo multidisciplinario.
Tras una hora de emociones, y después de poner a trabajar los cinco sentidos, era improbable ver caras tristes.
Hay dos tipos de boletos: general y experiencia premium (con acceso a un lobby diferente con amenidades para esperar el espectáculo). Pero a la hora de la función, dentro del Palacio de los Deportes, todos somos iguales.
No hay butacas, cada una de las personas está de pie en el espacio y convive con el espectáculo. No importa en donde se ubique, siempre es fácil tener una buena perspectiva de lo que está ocurriendo.
Claro que hay ciertos choques entre el público, cuando se camina para los lados o hacia atrás, sin que haya malas intenciones de por medio.
Pero todo es parte de la magia del espectáculo. En cada segundo, todos convivimos y todos comemos ansias por lo que pasará después.
'Usted forma parte del espectáculo'

A las 8 p.m. varias máquinas de humo inundaron el lugar, y solo algunos reflectores morados giraban encima de los espectadores, iluminando algunas caras dentro del Palacio de los Deportes.
Diez minutos después, las luces cambiaron a azul y una grabación anunció que el espectáculo daba inicio. “Recuerde que usted forma parte del espectáculo, y será invitado a traladarse por el espacio, acompañe las indicaciones de los técnicos”, dijo una voz.
Al finalizar el mensaje, un grupo de cinco músicos apareció en un escenario para cantar Wayra. En el escenario golpeaban tambores de todos los tamaños e invitaban a la audiencia a moverse. La mayoría se quedó quieta, grabando en sus celulares los primeros minutos de show.
De pronto el percusionista principal grito “¡Arriba!” y suspendidos en el aire aparecieron cinco actores que “flotaban” como péndulo encima de la audiencia. Se oyeron gritos de emoción y la música tomó mayor intensidad.
No revelaré mucho, pero ese fue uno de los momentos que hizo entender al público que lo que estaba presenciando no era una obra de teatro común, ni tiene una narrativa particularmente obvia.
Durante el espectáculo los técnicos empiezan a correr al público hacia los lados, pidiéndoles que se estrujen para dar paso a una plataforma en la que camina un hombre.

Este caminante es la figura principal del show y el que conecta cada uno de los actos. En su camino por una ciudad imaginara se encuentra obstáculos, se topa con fiestas, sueña y nos lleva por distintos espacios de su propia imaginación.
El espectáculo se extiende por una café en el que el hombre trata de encontrar descanso, o por las paredes del Palacio por las que corren –sí, corren– dos mujeres.
Todo lo mencionado ocurrió apenas los primeros 20 minutos de show, y no lo sabíamos, era apenas el inicio de todo un viaje sensorial.
Ruido y gozo
Fuerza Bruta rebosa de estímulos, de momentos que nos obligan a sacar el teléfono y grabar o simplemente ponernos a bailar como si se tratara de una discoteca.
La música también tiene mucho de carnaval y los actores tratan de que así se sienta el ambiente durante toda la hora de espectáculo; que se difuminen las diferencias entre actores y público.

Quizá en su primera noche en Costa Rica, Fuerza Bruta no terminó de convencer a los asistentes de que bailaran con los actores, pero tal vez esta crónica sí pueda motivar a los próximos asistentes.
Fuerza Bruta es un espectáculo en el que hay ventiladores con vientos fuertes, agua, sonidos sorpresivos: es como entrar por una hora en el País de las Maravillas de Alicia.
“Es impresionante ver lo que un niño te dice que entendió del show, verlos impresionados, y ver también a los grandes completamente metidos en el espectáculo”, dijo la artista Camila Taranto, la mañana siguiente al debut, en una entrevista.
El gozo de Fuerza Bruta trasciende edades y niveles de conocimiento sobre el teatro, la danza, la música. Es, en palabras de Camila, algo “mucho más primitivo” y así, conecta con cualquier persona.
El Palacio de los Deportes, que generalmente tiene mala fama por el sonido de los conciertos, recibió adecuadamente a la audiencia, y la dejó percibir con los cinco sentidos el espectáculo. Dicho más sencillo: el viaje a la Ciudad de las Flores vale la pena.
Fuerza Bruta estará en cartelera hasta el 13 de mayo. Lo boletos se pueden comprar en el sitio Nvivo.cr o en la boletería del Palacio.
Recomendaciones
- El espectáculo es apto para personas de 6 años en adelante. Tome en consideración que hay música fuerte y sobresaltos para elegir con quienes ir.
- Lleven ropa y calzado cómodos y la mejor actitud. Imagínese que es la boda de su mejor amigo y van a vivir un intenso carnaval.
- Si quiere comer algo antes de la función, tendrá que llevar dinero en efectivo. En el lugar se venden pizzas y hot dogs, a ¢3.000 cada uno. Las gaseosas, cuestan ¢2,000.
- Los boletos cuestan ¢28.000 en localidad general y ¢40.000 en premium. Se pueden adquirir en la boletería del Palacio de los Deportes o en el sitio Nvivo.cr
- Si compra entradas para este sábado 5 de mayo o domingo 6 de mayo, recibirá un 50% de descuento al usar tarjetas del Banco Nacional.
