Empotrado en una hacienda ganadera y donde el mugido de las reses y el olor a verdor se cuelan por entre los sentidos, se encuentra muy orondo El Novillo Alegre, restaurante argentino especializado en carnes.
No en vano la nación del sur goza de fama por sus exquisitos cortes, y los ticos ya no somos ajenos a esta maravillosa globalización culinaria.
Aquí, en El Novillo Alegre, el buen sabor compite consigo mismo, en una abierta lucha por complacer los dientes más afilados en estas artes cárnicas. Y como la tradición bien lo ordena, no puede haber buena carne sin un buen vino de la casa o un destilado de perfume penetrante.
Orden en la casa. Ya sea en la terraza o en el interior de la casa, los parroquianos pueden comenzar su viaje al sur con una entrada: lengua a la vinagreta, mollejas al verdeo, empanadas de carne o mozzarella, champignon y cebolla (precios van de entre los ¢1.390 hasta los ¢4.490).
Por supuesto que las entradas livianas están disponibles para aquellos con estómago delicado.
Vamos a lo fuerte y sin el menor respeto por la frugalidad, la lista de platos a la parrilla salivarán su gusto sin reparos ni remordimientos: chorizo especial de la Pampa (¢1.490), morcilla o riñón (¢3.990), bife de lomo o lomito (¢7.990), cordero (¢8.990) o para la familia un lomito entero relleno (¢29.990).
A este banquete no pueden faltar las milanesas de ternera o pollo (¢5.190), napolitana (¢6.290), suprema de Buenos Aires (¢6.290) o un buen lomito en varias preparaciones.
Para quienes su sistema digestivo es un campo abierto, entonces no desaproveche la oportunidad de meterle el diente a un atún grille, una trucha mediterránea o calamares a la plancha o al ajillo.
Evidentemente, sería un pecado mayor deleitarse con estas viandas sin un buen vino. La lista de opciones es amplísima: vinos tintos de Argentina, Chile, España y Francia; y blancos de Argentina y Chile. En cuanto a los destilados la lista es igualmente copiosa: whiskys, rones, vodkas, ginebras, tequilas, cremas, licores y cervezas nacionales y foráneas.
¿Y para el cierre? Qué mejor para celebrar tan delicioso agasajo al estómago que un postrecito de la casa. Su boca no dejará de salivar con un flan, peras a la borgoña (mi primera recomendación), tiramisú, panqueque de dulce de leche (mi segunda recomendación), de manzana con helados o con nutella (chocolate).
Un buen postre no puede incólume, así que un cafecito o, por qué no, una crema después del café (lo que en francés se llama un poussé-café : ya sea dulce o seco).
No importa si es un lunes, un viernes o un domingo, en El Novillo Alegre la atención esmerada y cordial es constante, lo que hace mucho más placentera la visita a una casa rodeada por verdes prados y ganado vacuno de altísima calidad.