“El drama se vive y lo vamos a tener justo al frente”... Con estas prometedoras palabras, los productores del histórico ballet Giselle invitan a los ticos a sumergirse en un montaje cargado de intensas emociones, apasionados amoríos y un recorrido histórico sin igual.
La narración, traída a la vida desde el año 1841, describe en sus líneas un romántico episodio, que al pasar las escenas se ve interrumpido por una gran tragedia. Es, sin lugar a dudas, una historia intensa, que los asistentes podrán vivir este jueves 31 de julio, viernes 1.° y sábado 2 de agosto, a las 7 p. m., en el Teatro Eugene O’Neill.
El montaje, que es una coproducción entre la compañía Danza Libre y el Teatro Eugene O’Neill, también podrá verse el domingo 3 de agosto, a las 5 p. m., en el mismo recinto.
“El ballet Giselle, estrenado en la ópera de París en 1841, es un ballet antiguo que se ha ido remozando a lo largo de las décadas. Trata sobre un duque que se hace pasar por campesino, debido a que se ha enamorado de Giselle”, explicó Juan José Jiménez, coproductor del montaje y director de Danza Libre.
“Hace todo eso a pesar de que él sabe que ese amor no es posible, porque está prometido para casarse desde niño”, agregó.
Pronto, el espectáculo tendrá un quiebre en la historia, cuando se sepa la mentira y el corazón débil de Giselle, la protagonista, sufra las consecuencias. En el relato aparecerán “vengadoras de hombres malos” y otros personajes que conquistarán a la audiencia.
Entre niños, jóvenes y adultos, la obra tendrá en escena a cerca de 50 bailarines, quienes se lucirán en una producción cargada de luces y un mensaje inolvidable.
Este espectáculo, con música de Adolphe Adam, se presentará con la versión coreográfica de Anton Dolin.

La magia de ‘Giselle’ requirió más de 6 meses para concretarse
Juan Diego Roldán, coproductor del montaje por parte del Teatro Eugene O’Neill, en compañía de Jiménez, hablaron con La Nación sobre la magia que emana de este espectáculo y explicaron cómo ha sido su desarrollo, que incluyó más de 6 meses de preparación.
“Para empezar, es importante resaltar que todos nos vamos a reflejar en estos bailarines, que además tienen una trayectoria muy importante, pero es sobre todo el sentirnos nosotros envueltos en la magia de las coreografías, de este ejercicio tan potente como es el ballet. Eso es lo que nos llevamos cuando se termina la experiencia”, afirmó Roldán.
La puesta en escena, que tiene una duración de dos horas, tiene entre su elenco destacados bailarines, no solo nacionales, sino también tres invitados provenientes de la Compañía Nacional de Danza de México, la cual está adscrita al Palacio Nacional de Bellas Artes.

La mexicana Blanca Ríos interpreta a Giselle. Ella fue descrita como la joya de la corona, por el puesto que ocupa en México: primera bailarina.
A ella se le une Alejandro Mendoza, como el Duque, y Anton Joroshmanov, solista de la compañía mexicana, que es de origen ucraniano.
El resto del elenco lo completan costarricenses, entre ellos Camila Pinto, radicada en Nueva York.
Otros de los elementos del montaje que requieren ser atendidas con tiempo son el vestuario y el maquillaje. Para ello, el estudio cuenta con la diseñadora especializada Julia Pampillo, quien realizó estudios de época para realizar los trajes apegándose al contexto histórico del montaje.
“La magia que nosotros vemos en el escenario propiamente es una, pero ojalá uno pudiera proyectar lo que sucede tras bastidores, lo que es camerinos, porque ahí es donde la energía se concentra y se condensa para que salga a escena toda la potencia”, menciona Roldán.
Así es como el ballet Giselle ofrece noches cargadas de encanto. La propuesta invita a experimentar la sensibilidad y la apertura del espíritu en medio de un viaje lleno de amor, pasiones y tristezas, que dejará a más de uno con el corazón frágil, casi como el de la protagonista.

Entradas a la venta
Los boletos para disfrutar del ballet Giselle están a la venta en la plataforma teo.cr. El valor de la entrada general es ¢25.000. Además, puede obtener información en el 8994-1124.

